FOTO: ANTONIO ARENAS

ENTREVISTA A: JUAN CARLOS FRIEBE

“Mariana Pineda a muerte” es el último trabajo de Juan Carlos Friebe y también la última obra escrita sobre la heroína granadina. Editado por Sonámbulos Ediciones, está presente en esta 42 edición de la Feria del Libro de Granada, donde hemos podido hablar con la autora.

Friebe es miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada y ha recibido numerosos premios por su trayectoria poética. Son obra suyas: “Anecdotario” (1992); “Poemas perplejos” (1995); “Aria contra coral” (2001); “Las briznas: poemas para consuelo de Hugo van der Goes” (2007); los textos de “Un kílim para Rimbaud” (2007), “Hojas de morera” (2008); el libreto del poema escénico “Las bacantes” (2009); “Poemas a quemarropa” (2011); “Canciones de la vereda” (2011), “Antagonía” (2015), “Enseñando a nadar a la mujer casada” (2021), “Redención de Pandora” (2022), el ensayo “Utile dulci (Poética e intermedialidad)”.

Juan Carlos Friebe

Mariana Pineda es una de las figuras granadinas más conocidas, y sin embargo injustamente olvidada. ¿Por qué escribir de ella hoy día? ¿Cómo aparece retratada en su obra?

No tengo claro que sea tan conocida, ni en nuestro país, ni en nuestra región, ni siquiera en su Granada natal, más allá de algunas pinceladas biográficas —sobre todo las relativas a su ejecución—, aunque tampoco pienso que su figura esté más olvidada que otras del siglo XIX. Una verdadera pena, la verdad, porque tanto su personalidad como su vida deberían ocupar un lugar relevante en nuestra memoria. Tengo la esperanza de que ahora que se acerca el segundo centenario de su asesinato nuestras autoridades hagan un esfuerzo por reivindicar su figura y, desde luego, motivos para ello no faltan.

tengo la esperanza de que ahora que se acerca el segundo centenario de su asesinato nuestras autoridades hagan un esfuerzo por reivindicar su figura

Por lo que se refiere a mi acercamiento a Mariana Pineda y a su historia había cinco aspectos que consideraba importantes: situarla en su época y retratar la sociedad y la ciudad en la que vivió, sojuzgada y temerosa del poder absolutista; contar cómo Pedrosa armó el proceso contra ella y de qué forma maniobró la acusación para asegurarse la condena a muerte; la lealtad de nuestra heroína a la causa de la libertad y su soledad frente a su terrible sino; la mujer consciente de que va a morir y su preocupación más humanas e íntima, la suerte que correrían a sus hijos; y por último cuál fue el destino de sus restos mortales hasta que, décadas más tarde, encontraron por fin descanso. En esas cuestiones he procurado ceñirme, hasta donde entendí posible para un romance, a la historia más o menos conocida.

En las escenas del juicio, en el enfrentamiento de la acusación contra la defensa, me tomé todas las libertades creativas del mundo para intentar reflejar una Granada ilustrada, encarnada en el defensor, frente a un poder reaccionario y oprobioso, representado por la acusación.

en las escenas del juicio, en el enfrentamiento de la acusación contra la defensa, me tomé todas las libertades creativas del mundo para intentar reflejar una Granada ilustrada, encarnada en el defensor, frente a un poder reaccionario y oprobioso, representado por la acusación.

Háblenos sobre la génesis de “Mariana Pineda a muerte” y por qué escogió el romance como vehículo.

Cuando empecé a pensar y a construir “Enseñando a nadar a la mujer casada”, a raíz de dos noticias —la de una mujer encinta que perdió la vida en el estrecho por no saber nadar, y la lapidación de una niña somalí de 13 años por una supuesta infidelidad tras ser forzada a casarse con un octogenario— me planteaba la ignorancia como raíz del sufrimiento. Somos malos porque somos ignorantes.

Eso ya me situaba en el constante conflicto de la libertad del individuo frente al poder, ya sea espiritual, temporal, o ambos a la vez. Y este caso en la represión de la libertad ideológica de un enemigo específico: la mujer.

Pero no podía ser tan simple… Margarita Porete, una monja beguina fue quemada viva en 1310 por escribir un libro sobre su vivencia de dios en lengua vernácula; Juana de Arco, también fue juzgada por casi un centenar de sabios varones —canónigos, sacerdotes, alguaciles, notarios…— y quemada, en 1431, exactamente cuatrocientos años antes que Mariana Pineda; así que no

Margarita Porete, una monja beguina fue quemada viva en 1310 por escribir un libro sobre su vivencia de dios en lengua vernácula; Juana de Arco, también fue juzgada por casi un centenar de sabios varones y quemada, en 1431, exactamente cuatrocientos años antes que Mariana Pineda

tenía que irme tan lejos ni en la geografía ni en el tiempo, porque ahí estaba ella, que no fue asesinada por su ignorancia ni, en modo alguno, por ignorantes. En cuanto a la cuestión formal, dada mi inevitable querencia al decoro retórico —especialmente cuando trato asuntos históricos de forma poética— procuro que el lenguaje y las formas sean coherentes con el tiempo en que los hechos suceden, sin incurrir en arcaísmos.

y de pronto surgieron dos simples y sencillísimos versos “A Mariana se la llevan / la llevan para matarla” y de ese pie nació “Granada, uno de los textos que aparecen al final de “Mariana Pineda a muerte”

Cuando decidí que Mariana Pineda sería un personaje principal en “Enseñando a nadar a la mujer pasada” me planteé al principio la octava real, propia de la época, como vehículo para narrar algunas escenas no solo de los últimos meses de su vida, sino de las décadas que sus restos mortales tardaron en encontrar, por fin, descanso.

Pero el mecanismo de la octava real se convirtió en una especie de “dama de hierro”, en una tortura formal que me impedía que los distintos episodios que me propuse poetizar se desarrollasen con la libertad, con la cadencia, con la viveza, con el tono que pretendía insuflar a los versos. Ensayo, error. Y de pronto surgieron dos simples y sencillísimos versos “A Mariana se la llevan / la llevan para matarla” y de ese pie nació “Granada”, uno de los textos que aparecen al final de “Mariana Pineda a muerte”.

Los oí y, al oírlos, visibilicé con claridad que la forma más adecuada era el poema narrativo: el más popular y el más ágil para el relato poético de una tragedia. De todos modos, conste en acta, no es un romance canónico ni mucho menos: me he tomado ciertas libertades en algunas estrofas para que “corriera” más deprisa o fuera más vivaz a mi oído, y lo he cerrado de una forma muy personal o, si se prefiere, alejada de la preceptiva.

¿Qué temas explora “Mariana Pineda a muerte”?

Aborda la libertad individual frente al poder establecido y sus terribles consecuencias colectivas. En especial la libertad de la mujer frente a la opresión no solo del poder, sino desde la propia sociedad. En este sentido baste recordar que el defensor de Mariana Pineda alegó durante el juicio que, por el hecho de ser mujer, era imposible que fuese una conspiradora masona o liberal. Esto es, arguyó que Mariana Pineda estaba incapacitada para tener ideas porque las mujeres no podían tenerlas. Dudo que él lo pensara ni lo sintiera así al decirlo, pero sí tengo el convencimiento de que utilizó esa premisa porque podía socavar de algún modo la acusación.

aborda la libertad individual frente al poder establecido y sus terribles consecuencias colectivas. En especial la libertad de la mujer frente a la opresión no solo del poder, sino desde la propia sociedad

La presente edición es muy especial, pues está ilustrada por el artista Ricardo García. ¿Qué diálogo se establece entre ambas partes, la plástica y la poética?

Son discursos distintos, pero complementarios, que convergen en una idea de tradición y modernidad, la propia lucha característica de su tiempo. Algo que, en buena medida, simboliza la vida y el espíritu de Mariana Pineda.

Cuando pensé en Ricardo García, un excepcional artista cuyo lenguaje plástico sigo con deleite y admiración desde hace mucho tiempo, lo hice con esa intención: yo no buscaba una ilustración del texto, sino una narración plástica, un hilo visual, una alegoría de la compleja trama que yo había urdido desde una forma tradicional.

El resultado desbordó absolutamente mis expectativas. Ricardo García desarrolló una trama gestual en dieciocho metros de papel, que el excepcional equipo gráfico de Sonámbulos Ediciones fotografió para incluirlos, íntegros, en la obra. La obra, además, se proyectó el día de su presentación mientras yo leía en escena algunos pasajes del libro.

cuando pensé en Ricardo García, un excepcional artista, cuyo lenguaje plástico sigo con deleite y admiración, lo hice con esa intención: yo no buscaba una ilustración del texto, sino una narración plástica, un hilo visual, una alegoría de la compleja trama que yo había urdido desde una forma tradicional

Mariana Pineda a muerte” se presentó recientemente en el Palacio de los Condes de Gabia, como acaba de referir, y también ha participado en la presente Feria del Libro de Granada, pero ¿podrán los lectores rezagados encontrarse con usted y su obra en breve?

Este sábado, día 27 de abril, estaré en la caseta de Sonámbulos Ediciones firmando ejemplares a quien así lo desee. El próximo viernes tres de mayo —sí, el día de la Cruz— a las siete de la tarde haré una lectura en el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada junto a mi admiradísima Marga Blanco, y el sábado 25 de mayo a las doce de la mañana, presentaré la obra en Motril en “Refugio de Versos”, en el Patio de los Ingenios, a invitación del Aula de Pensamiento Francisco Javier de Burgos.

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Manuela Cuesta

Manuela Cuesta es granadina, del barrio del Realejo. Es profesora de instituto. Su aficiones son la Historia, el Arte y la Literatura. Su gran pasión es Granada.

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