EN LOS 500 AÑOS DE HISTORIA LA UGR NO HA PERPETRADO UN ACTO MÁS VERGONZANTE QUE SU HUIDA PROCESAL EN EL ASUNTO DE LA AESIA. SU POSTURA, JUNTO A LA TIBIEZA DEL AYUNTAMIENTO Y LA MISERABLE POSICIÓN ADOPTADA POR LA JUNTA, PERMITEN AFIRMAR QUE HEMOS SIDO ABANDONADOS
CELSO COSTA
Abogado
El otro día César Girón nos recordaba en un magistral artículo la breve fábula “El parto de los montes”, de Esopo. Y concluía que la Junta de Andalucía, tras su incomprensible anuncio de pedir la repetición del procedimiento de selección de la sede física de la AESIA, había alumbrado un ratoncito.
El antiguo apólogo escrito en el siglo VI a.C., servía perfectamente para explicar la pantomima del gobierno presidido por Moreno Bonilla, que había anticipado que haría público un acuerdo conminando al presidente del ejecutivo central a rectificar en el, ya siniestro, asunto de la AESIA.
Muchos sabíamos que sería un brindis al sol, que sería una simple declaración política desprovista de toda fortaleza jurídica. Y así fue. De este modo ridículo, la Junta de Andalucía, más sevillana que nunca y más ajena que siempre a los intereses de Granada, despacha una cuestión vital en la que la sociedad granadina había sido ilusionada. Solo trataron de lavar su conciencia, dado que nada había hecho y, de este modo aparentaba hacer como si hacía algo. Con su postura, además el gobierno andaluz ha tratado de rentabilizar indebidamente el trabajo que ha hecho en exclusiva la sociedad civil de Granada.
De este modo ridículo, la Junta de Andalucía, más sevillana que nunca y más ajena que siempre a los intereses de Granada, despacha una cuestión vital
Esta miserable actuación obvió decir qué haría con el recurso interpuesto, pero adormecido por Paco Cuenca desde el Ayuntamiento, si la consejera vallisoletana es elegida alcaldesa el próximo junio. ¿Lo hará languidecer aún más? ¿Desistirá del mismo por no contrariar al feudo del PP gallego y con ello al líder Feijoo? ¿Mandará actuar con más contundencia que hasta ahora ha hecho el alcalde socialista? Nada dijeron.
Y con ello se ha materializado el peor de todos los pronósticos posibles. Porque el parto esopiano ha quedado en una parida simplificada hecha pública por el poderoso alfil de Moreno Bonilla, por el consejero de Simplificación Administrativa, que “ha simplificado lo insimplificable, haciendo evidente que todo ha quedado en una simplificación del absurdo” —Girón dixit—. En un tratar de aparentar que en Sevilla hacen algo, pero sin hacer nada, al estilo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa en el Gatopardo, para que todo siga igual.
El resultado real es bien simple de simplificar: “el alcalde sigue escondido tras frases tan grandilocuentes como esclerosadas —llegaré hasta el final…—; la UGR huyó y mintió de manera vergonzosa, inexplicable en una institución pretendidamente seria y honesta; y la Junta marea la perdiz para simular que hace cuando nada hace”. O más sincrético: ”hemos sido abandonados por nuestros representantes”. He ahí el auténtico drama que vivimos y que permitimos en Granada; algo que en ninguna otra parte sería admisible.
