CADA CUATRO AÑOS SE REPITE EL MISMO PROCESO DE DESIGNACIÓN DE LOS INTEGRANTES DE LAS LISTAS MUNICIPALES. UN PROCESO EN EL QUE SOLO SE PRIMA LA VINCULACIÓN CON EL CANDIDATO Y EL PARTIDO. NO SE SELECCIONA A LOS MEJORES. Y AL FINAL SIEMPRE ES LO MISMO.
CELSO COSTA
Abogado
Estamos en pleno desarrollo del mercado de invierno, pero no del futbolístico, sino del político. Cada cuatro años, con la llegada del mes de enero, los partidos comienzan el casting de aquellos que hayan de ser seleccionados para engrosar las listas que acompañen a los candidatos a las respectivas alcaldías, tras haber sido designados previamente los alcaldables.
Espectáculo selección
Así comienza el baile de nombres, cambios, defenestraciones, aniquilamientos y escenificación de capacidades, muchas de ellas auténticamente falsas, valga el pleonasmo. Todo un espectáculo, entre divertido y bufo; un show que tiene mucho de ridículo y poco de auténtico proceso de selección de los mejores perfiles para formar un equipo para la gestión, entendido como un grupo de personalidades entre los posibles, engrosado por aquellas que mejor puedan desempeñar las tareas, siempre difíciles y complicadas, propias de una corporación pública como es un Ayuntamiento. Y he aquí donde hay que apreciar la diferencia entre un equipo, para gobernar, y una lista de meritorios, para concurrir a las elecciones.
Elemento cualitativo
Un equipo es un grupo de personas organizado para una actuación o para prestar un servicio determinado, mientras que una lista es una enumeración, generalmente en forma de columna, de personas, cosas, cantidades, etcétera, que se hace con determinado propósito. El fin es el elemento cualitativo y determinante, porque en el equipo rige la capacidad y la competencia pretendida para lograr un objetivo, mientras que con la lista se pretende más simplemente cumplir el trámite exigido por la normativa electoral para concurrir a los comicios, que otra cosa.
Pues lo dicho, que a partir del mes de enero de cada cuatro años, y este de 2023 en el que estamos toca, prolongándose al resto de los meses invernales, asistimos a los procesos orgánicos de elección, que no de selección, de los que hayan de engrosar la lista que concurrirá a
El fin es el elemento cualitativo y determinante, porque en el equipo rige la capacidad y la competencia pretendida para lograr un objetivo, mientras que con la lista se pretende más simplemente cumplir el trámite exigido por la normativa electoral
los comicios municipales. Un método de determinación en que para nada se tendrá en consideración, y poco se tendrá en cuenta, la capacidad y solvencia de los individuos designables. Bastará para ser elegible con ser dócil, ortodoxo con los axiomas incuestionables del partido y, más que nada, contar con la anuencia, amistad, complicidad y apoyo del cabeza de lista, y en su caso, también, el del oligarca del partido, esto es, de quien manda en la organización a nivel local, provincial y si es posible de más arriba aún. Saber, estar preparados, tener criterio y capacidad, es secundario y a veces casi un estorbo. En el proceso solo cuenta la devoción al líder y el amor incuestionable a la organización. El resto es adlátere.
Olor de alcaldesa
En el partido de Feijóo y Moreno Bonilla, Marifrán Carazo ha sido designada por el dedo selector del partido, para “poner patas arriba a Granada” (Juanma dixit). Ya se sabía desde antes de acabar el pasado año. Estaba cantado. Era una crónica anunciada. Comenzaron los meneos a su alrededor y a posicionarse en el box de salida todos aquellos que quieren acompañarla en la lista al Ayuntamiento granadino. Desde los que están en expectativa permanente, hasta aquellos que, como la directora de la Alhambra, no faltan a ningún acto al que asista la candidata, para hacerse visible y hasta cambiar de sitio menos comprometido. Así, lo mismo se les localiza en la presentación de un cartel de Semana Santa, que se les atisba en la inauguración de un monumento malafondinga, en la más malafollá de todas las renovadas avenidas granadinas, en la antigua Calvo Sotelo. Y es que a Marifrán le acompaña un claro olor de alcaldesa.
Los incondicionales de la candidata, y sus hijos, hijas, yernos y demás parientes de los que quieren hacer méritos visibles, los cargos cesados, los cesantes y los que cesarán forman una turbamulta entorno a la todavía consejera de Fomento, que se mueve por la ciudad como una comparsa carnavalesca, hasta que el dedazo local los arrastre, como si el ratón de un ordenador se tratase, desde ese entorno meritorio, hasta un lugar en la lista municipal. A ser posible, entre los 10 primeros, que esos, seguro, tomarán el acta, recibirán el fajín, la medalla, la insignia y el bastón de concejal, y amén de otras prebendas consustanciales, accederán al añorado sueldo mensual, que ni de lejos en su vida profesional podrían tener por sí mismos.
Los incondicionales de la candidata… forman una turbamulta entorno a la todavía consejera de Fomento, que se mueve por la ciudad como una comparsa carnavalesca
Pretensión de continuar
Lo dicho de la rondalla de meritorios que rodean a la candidata del Partido Popular, extiéndase a los aspirantes del PSOE. La cuestión aquí es en cierto modo diferente, porque Paco Cuenca es el alcalde y su equipo está gobernando. Por eso el turbión en su rededor parece menor. No puede comenzar aún la limpia, porque afectaría muy probablemente a la gestión municipal, pero eso no quiere decir que no hayan comenzado los movimientos motomamis en su entorno.
Si en el partido de la gaviota Marifrán le dio salida a César Díaz poniéndolo en los carriles del Consorcio Metropolitano para allí aparcarlo, no puede hacer lo mismo el alcalde Cuenca, que cuenta con un equipo dispar que él sabe que tiene que renovar si es que quiere no dejarse más votos en las elecciones de los que previsiblemente va a perder gracias a ese llamado gobierno de la gente que dirige su jefe Pedro Sánchez. Un ejecutivo que no ha dudado en patear el único gran proyecto que Cuenca se ha atrevido a pergeñar para ganar algún voto, el de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA)
Precisamente este asunto, en el que Paco se tiró para adelante al día siguiente diciendo que iba a llevarlo a los tribunales, pero que aún, dos meses después anda desojando la margarita de qué hacer, se
el alcalde Cuenca, que cuenta con un equipo dispar que él sabe que tiene que renovar si es que quiere no dejarse más votos en las elecciones de los que previsiblemente va a perder gracias a ese llamado gobierno de la gente que dirige su jefe Pedro Sánchez
presenta como uno de los grandes temas de gestión por los que la ciudadanía le exigirá cuentas y no cuentos, a los que tan aficionado es el primer edil.
La selección en el PSOE parece más fácil, porque con las pocas expectativas que parecen tener para volver a gobernar, bastará con asegurar un mandato más a los más implicados, la teniente de alcalde Ana Muñoz, tal vez Francisco Herrera, cuyo reino no parece de este mundo no virtual, y poco más. Los demás repetirán si pueden, o quedarán por el camino, porque poco importa ya realmente el proyecto. La única pretensión es continuar.
La integración
Por la absorción de candidatos están los representantes más señalados que quedan de Ciudadanos, partido político en extinción, que desaparecerá en breve navegando por un océano de nostalgia. La gestión del fracaso, como también fue la del éxito, no ha podido ser más pésima. Cuando todo parecía estabilizado para ordenar el repliegue previo a la desaparición, Edmundo Bal, con su actitud siempre pro domo sua —como diría Cicerón a su vuelta del destierro a Clodio —, por sus intereses, por su causa, ha acelerado el proceso de integración de los últimos valores personales de la organización naranja, en el partido de Feijóo, ávido de ensanchar sus márgenes para hacerse con todo el espectro de la derecha. De modo que si Inés Arrimadas y Begoña Villacís andan ya oyendo los cantos de sirena que les atraerán hasta las listas del PP, aquí ídem de lo mismo pretenden Conchi Insúa y Manuel Olivares. Ambos, muy probablemente, entregarán los últimos reductos del que se autoproclamó como partido liberal, al Partido Popular, diluyendo los pocos más de cuatro mil votos que tuvieron en la capital en los pasados comicios andaluces, para beneficio propio y de Marifrán, que les dará acogida muy probablemente en su lista al Ayuntamiento capitalino.
En Vox y UP
La cosa pinta dispar. Mientras el partido de Abascal ha cometido una nueva cacicada demostrativa tanto de su incuria, como de su capacidad de proselitismo intrafamiliar, al designar como candidata a la alcaldía a la esposa del líder provincial —de la que no debo dudar que tenga capacidad profesional, pero sí política—, en UP, cuando aún está pendiente de sellarse la ruptura, poco se sabe.
Todo apunta a que en IU repetirá como número uno, o como dos, Paco Puentedura, nombre con el que la organización tiene asegurado al menos el trabajo, el conocimiento de la causa y del consistorio, dada la experiencia adquirida. Y por Podemos parece que encabezará Elisa Cabrerizo Medina, que ganó las primarias en el partido morado, que podrían engrosar nuevamente la lista de los comunistas, claro está, siempre que la coalición política, UP, no se rompa del todo y ambos concurran a los comicios por separado. Y en tal caso, a saber.
Y al final
Más de lo mismo como siempre, salvo que surjan otros agentes que mediaticen el voto en las elecciones, alguna plataforma ciudadana como Juntos Por Granada (JxG). Pero de esto ya trataremos, porque el leitmotiv de esta opinión crítica que escribo, como la idea que se repite a intervalos a lo largo de una obra, generalmente con distinta forma, es solo poner en claro que el proceso de selección de listeros es siempre el mismo y que se repite cada cuatro años. Por lo que ahora, a comienzos de febrero, solo tenemos asegurado que todo se está replicando y así seguirá hasta después de las elecciones de mayo.
Más de lo mismo como siempre, salvo que surjan otros agentes que mediaticen el voto en las elecciones, alguna plataforma ciudadana como Juntos Por Granada (JxG)
Por este camino solo quedarán algunos cadáveres políticos que reconoceremos como los antiguos próceres que fueron anunciados hace cuatro años como los mejores individuos para gobernar Granada. Y al final, habremos asistido al mismo elenco de promesas proferidas para ser incumplidas y todo volverá a la normalidad del ostracismo y el olvido. Y si no, al tiempo. Aunque no nos adelantemos, porque todavía estamos en la fase de conformación de listas, que no de equipos…