LOS CONCEJALES DEL PSOE EN GRANADA, SIN PESO EN LA OPOSICIÓN, USAN UNA MOCIÓN SOBRE GAZA PARA APARENTAR RELEVANCIA. EL TÉRMINO “GENOCIDIO” ES DISCUTIBLE JURÍDICAMENTE Y EL AYUNTAMIENTO CARECE DE COMPETENCIA. BUSCAN TITULARES, MOVILIZAR BASES Y SIMULAR ACCIÓN, MIENTRAS APARCAN LOS PROBLEMAS REALES DE LA CIUDAD.
Política de escaparate
Los concejales del PSOE en el Ayuntamiento de Granada, en minoría y con un papel cada vez más irrelevante en la oposición, han decidido llevar al próximo Pleno una moción para que el consistorio secunde la iniciativa personal de Pedro Sánchez de calificar como “genocidio” la tragedia que está viviendo el pueblo palestino en Gaza.
El problema no es solo de oportunidad, sino de fondo. Calificar jurídicamente un conflicto armado de genocidio no es cuestión de titulares ni de discursos de salón. El derecho internacional, los tratados y las convenciones de la propia ONU establecen criterios estrictos, discutidos durante décadas por juristas, tribunales internacionales y organismos especializados.
Lo que está ocurriendo en Gaza es una catástrofe humanitaria y probablemente encaje en la comisión de crímenes de guerra o de lesa humanidad, pero la calificación de genocidio es objeto de un intenso debate legal.
Pretender que un ayuntamiento provincial se arrogue la capacidad de dictar sentencia en un asunto tan complejo roza el ridículo.
El movimiento de los ediles socialistas parece responder a otra lógica: hacer méritos de cara a unas listas cada vez más inciertas, movilizar a su parroquia política —cansada, desmovilizada y en franco retroceso— y, de paso, simular que hacen algo útil desde la oposición.
este tipo de gesticulaciones no aportan nada al debate internacional
La política municipal debería ocuparse de los problemas reales de Granada: el paro, el transporte público, el urbanismo caótico, la limpieza de las calles o la gestión turística. Pero resulta más sencillo envolverse en grandes palabras sobre conflictos internacionales que no tienen ni el más mínimo margen de influencia desde un consistorio local.
Este tipo de gesticulaciones no aportan nada al debate internacional, no alivian en absoluto el sufrimiento de la población civil en Gaza ni contribuyen a un análisis riguroso sobre las responsabilidades de Israel. Son, sencillamente, política de escaparate: un ejercicio de postureo para llenar titulares y redes sociales, sin más trascendencia que la de reforzar la estrategia de Pedro Sánchez y su relato particular.
La moción socialista en el Ayuntamiento de Granada no es más que humo. Una maniobra desesperada de quienes, sin proyecto ni credibilidad en la ciudad, buscan refugio en las grandes causas globales para ocultar su inacción en lo local. Granada necesita soluciones, no proclamas vacías.
