¿FIESTA PARA UNA ÉLITE EXCLUYENTE Y DERROCHE INJUSTIFICABLE PARA NUESTRA CIUDAD? AMBAS CUESTIONES DEBEN PLANTEARSE DE CARA A LA CELEBRACIÓN DE LA GALA DEL CINE EL PRÓXIMO MES.
Los Goya
El próximo mes de febrero, Granada será el escenario de la gala de los premios Goya, el evento más importante del cine español. Sin embargo, lo que para algunos puede parecer un reconocimiento cultural de prestigio es, para otros, un símbolo de despilfarro, desigualdad y desconexión con las verdaderas necesidades de la ciudad.
La inversión estimada para organizar la ceremonia asciende a casi tres millones de euros, una cifra que genera preguntas incómodas en un momento en que Granada debe enfrentar numerosos retos sociales y económicos.
Una inversión sin retorno real
Se ha vendido la idea de que eventos de esta magnitud son “inversiones” que generan beneficios económicos a través del turismo, la promoción de la ciudad y la dinamización del sector servicios. Sin embargo, los datos reales muestran que este tipo de iniciativas suelen tener un impacto limitado y efímero. En ciudades como Granada, con un modelo turístico ya saturado y precario, las pocas ganancias que se generen estarán concentradas en pequeños sectores de la economía local. La gran mayoría de los ciudadanos no verá ni un céntimo de ese supuesto “retorno”.
los datos reales muestran que este tipo de iniciativas suelen tener un impacto limitado y efímero
Además, gran parte del presupuesto invertido se destinará a atender las necesidades logísticas y de producción de un evento diseñado, principalmente, para el lucimiento de una élite del mundo del cine, la política y los negocios. La instalación de alfombras rojas, luces, escenarios y cenas de lujo contrasta de forma hiriente con los problemas cotidianos de los granadinos, que luchan contra el desempleo, la precariedad laboral y la falta de recursos básicos.
¿Una fiesta para quién?
La gala de los Goya es, esencialmente, un espectáculo para las élites: actores, productores, políticos y empresarios que se reúnen para celebrar su éxito en un entorno blindado y glamuroso. Mientras tanto, los ciudadanos de a pie se quedan fuera, como meros espectadores de un evento que se paga con fondos públicos. ¿Qué aporta esta gala al tejido social y cultural de Granada? Muy poco.
la gala refuerza una imagen elitista de la cultura, que se presenta como un bien de consumo exclusivo para unos pocos privilegiados
La mayor parte del cine español que se celebra en los Goya sigue siendo inaccesible para muchas personas, ya sea por la falta de distribución en salas o por las barreras económicas. En lugar de democratizar el acceso al cine y fomentar la participación ciudadana, la gala refuerza una imagen elitista de la cultura, que se presenta como un bien de consumo exclusivo para unos pocos privilegiados.
Prioridades equivocadas
Granada tiene problemas mucho más urgentes que organizar una fiesta de millones. La ciudad necesita inversiones en infraestructuras, vivienda asequible, educación y cultura accesible para todos, no para unos pocos. En este contexto, destinar una cantidad tan elevada a un evento como los Goya resulta no solo injustificable, sino inmoral. Un compromiso que adquirió el anterior alcalde y que la actual regidora ha mantenido, cuando quizá debía haberlo frenado.
Por otro lado, quienes defienden esta inversión argumentan que Granada necesita “visibilidad” y “reconocimiento”. Pero, ¿es esta la mejor manera de lograrlo? La cultura no debería medirse en términos de impacto mediático efímero, sino en su capacidad para enriquecer la vida de las personas, fomentar el pensamiento crítico y generar cohesión social.
El lujo que Granada no se puede permitir
La entrega de los premios Goya en Granada es un ejemplo claro de cómo las prioridades culturales en España están desconectadas de las necesidades reales de la ciudadanía. Este tipo de eventos, por muy llamativos que sean, solo benefician a una minoría y desvían recursos que podrían emplearse en proyectos culturales inclusivos y sostenibles.
Granada, con su riqueza histórica y cultural, no necesita alfombras rojas ni focos para brillar.
Lo que realmente necesita es un compromiso con sus ciudadanos, con su patrimonio y con su futuro. Y, lamentablemente, los Goya no representan ninguna de estas cosas.
Artículo publicado en el #20 de la revista digital en PDF.