UN «PADRE DE LA PATRIA» ES UN LÍDER VISIONARIO Y VALIENTE QUE DESEMPEÑA UN PAPEL FUNDAMENTAL EN LA FUNDACIÓN Y CONSTRUCCIÓN DE UNA NACIÓN. ANDALUCÍA NI ES NACIÓN, NI ES PATRIA DE NADA, NI TIENE MÁS PADRE QUE LOS INTERESES DE LOS POLÍTICOS DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS.
Blas Infante, conocido como el «Padre de la Patria Andaluza», se nos ha presentado a lo largo de cuatro décadas de autonomía fake como un político al que injustamente se le arrebató el éxito, como un jurista y como el constructor del ideal andaluz. Nacido en 1885, dedicó su vida a promover una identidad andaluza y la autonomía de una región desdibujada que no coincide con lo que se considera Andalucía.
Su legado, más propio de un idealista de poco éxito que otra cosa, ha sido construido como el de un defensor de la cultura andaluza y los derechos regionales en España. Nuestra opinión es netamente contraria. Realmente nadie, o prácticamente nadie, sabía de su existencia en Granada hasta que en 1983, forzadamente, fuese declarado “Padre de la Patria Andaluza”, mediante la moción no de ley 6/1983 del entonces flamante Parlamento andaluz. Todo estaba por inventarse en el constructo andalucista.
Blas Infante, que un día cualquiera se nos presentó, sin saberlo, como un padre perdido al que había que reconocer sin reservas.
A golpe de flauta —los chiquillos de la nueva autonomía fueron, y son, obligados desde hace cuatro décadas, por disposición administrativa, a aprender el himno andaluz, conocer una bandera inventada y a reconocer a Blas Infante, que un día cualquiera se nos presentó, sin saberlo, como un padre perdido al que había que reconocer sin reservas.
Un «padre de la patria» es un líder visionario y valiente que desempeña un papel fundamental en la fundación y construcción de una nación. Estos individuos, a menudo políticos o militares destacados, trabajan incansablemente para asegurar la independencia y el bienestar de su país. Su legado perdura a través de su dedicación a principios fundamentales, la creación de instituciones sólidas y la defensa de la identidad nacional. Los padres de la patria son venerados por su papel crucial en la historia, siendo ejemplos de sacrificio y liderazgo que inspiran a las generaciones futuras a preservar y fortalecer la herencia de su nación. Pues bien, nada de esto reúne Blas Infante.
Cierto que fue vilmente fusilado por defender sus ideas en el kilómetro 4 de la antigua carretera de Sevilla a Carmona, donde un monumento conmemora este desgraciado hecho, pero fuera de ello no se entiende que se le haya erigido como padre del nacionalismo andaluz -que allá ellos los andalucistas-, y menos aún de una comunidad autónoma tan grande, variopinta y diferente como la forzada actual Andalucía.
La imposición incomprensible de Blas como padre de la autonomía, ajena a todo rigor histórico para tal reconocimiento, es algo tan fake como lo es la simple expresión de una inexistente “patria” andaluza, barajada como un intento de construcción de un ilusorio estado que ni existe, ni existió. La imposición del padre andalucista ha provocado rechazo en todos aquellos que no han aceptado la manipulación y falseamiento de la historia con fines políticos tan concretos como groseros.
La celebración de unas pocas determinadas reuniones -algunas de ellas simplemente pretendidas-, en las que se abordó sólo el deseo de conformar una Andalucía independiente o autónoma, además del rechazo que provocaron en cada momento, no fueron más que un fracaso, cómo lo fue el del alumbramiento de una Andalucía como Estado. Con un territorio que, según el erigido como “Padre de la Patria”, ocuparía desde el Algarve hasta Alicante -inclusive- y la orilla Amazigh -en la que incluía buena parte de la Mauritania Tingitana, la Cesariense y la Numidia-.
estoy contra la construcción falaz y mendaz de su figura como “Padre fake de la Patria Fake, la Andalucía Fake”
Esa es la auténtica realidad y no la falsedad histórica que, a golpe de talón y de subvención construyeron durante la década de los ochenta del pasado siglo XX y aún más allá los dirigentes de la Junta y que con renovados bríos pretende ahora también construir el gobierno de Juanma Moreno, adaptándola a sus particulares deseos y necesidades, que para nada son ciertos ni aportan nada ya al debate constructivo.
No quiero ir contra Blas Infante, por eso no lo ataco, ni entro en detalles que podría dar, pero sí que estoy contra la construcción falaz y mendaz de su figura como “Padre fake de la Patria Fake, la Andalucía Fake”, en la que vivimos impuestamente por el andalucismo sevillanista.