LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO NO SUPONE EXCLUSIVAMENTE LA DE ELEMENTOS INDIVIDUALES O SINGULARES, SINO QUE DEBE INCLUIR EL ENTORNO E INCORPORAR LOS PAISAJES QUE LES DAN LA IDENTIDAD Y LA EMOCIONALIDAD QUE ESTABLECEN SU CONEXIÓN CON LAS PERSONAS, UNA VISIÓN HOLÍSTICA, ALEJADA DEL CORTOPLACISMO, CONSIDERA ESE «TODO» QUE CONFIGURA LA PERCEPCIÓN DEL PATRIMONIO DE GRANADA DE FORMA INTEGRAL, EL CUAL ES IMPERATIVAMENTE NECESARIO PRESERVAR.
EXPOLIO DEL PATRIMONIO
Entre la maraña intrincada de la machacona actualidad impuesta por los medios, nos desconectamos de problemas que deberían fijar más nuestra atención que los de la zahúrda política. Estamos tan dirigidos en el pensamiento que, a menudo, olvidamos nuestra realidad inmediata, su adulteración y, cuando no, su alteración definitiva.
La transformación no abrupta de la realidad nos hace permeables a los desmanes que suponen una pérdida constante e ininterrumpida de elementos patrimoniales básicos de nuestro entorno inmediato, nuestra ciudad. Se ha denunciado en múltiples ocasiones esa ciudad que desaparece, en palabras de Torres Balbás, pero sin que se haya detenido la destrucción tolerada y, no pocas veces, promovida por las administraciones que debieran ser garantes de que podamos traspasar el tesoro del que somos sólo usufructuarios a las generaciones venideras.
Desde tiempo inmemorial los viajeros que acudían a Granada quedaban absolutamente maravillados por un inigualable paisaje que los atrapaba y los embrujaba. Una ubérrima Vega tapiz antesala de una ciudad monumental, con el misterio de la Alhambra y con el lienzo de la Sierra Nevada al fondo. Un aire límpido y la música de las muchas fuentes. ¿Cómo no sucumbir a esa magia?
No se ha detenido la destrucción tolerada y, no pocas veces, promovida por las administraciones que debieran ser garantes de que podamos traspasar el tesoro del que somos sólo usufructuarios a las generaciones venideras
Desgraciadamente vivimos un marco completamente distinto. Un palimpsesto con renglones torcidos.
La Pérdida del Patrimonio Visual y su Impacto en la Sociedad
El patrimonio visual es como un bordado hecho de los hilos del tiempo y que refleja su historia, cultura y carácter, pero también sus cicatrices. Las vistas diáfanas sobre hitos del paisaje urbano son caudales que conectan a las personas con su entorno y les proporcionan una sensación de pertenencia pero que, en la vorágine del desarrollo urbano, a menudo se ven amenazadas y, en muchos casos, demasiados, incluso se pierden por completo.
Podemos, por tanto, hablar de un expolio visual cuyas consecuencias primeras son la pérdida de vistas emblemáticas, icónicas, parte integral del tejido urbano. Cuando se pierden, la ciudad sufre una amputación visual. Estos cambios afectan la identidad colectiva y la memoria histórica de la comunidad. Como consecuencia de ello se afecta directamente la calidad de vida de los habitantes puesto que la belleza visual contribuye al bienestar emocional y al sentido de pertenencia.
Sin estas vistas, la ciudad se vuelve menos atractiva y menos habitable para una gran parte de la población. La falta de evaluación del impacto del levantamiento de edificaciones sobre ese patrimonio visual es responsabilidad de autoridades y particulares. Podríamos afirmar, sin miedo a errar, que la pérdida de vistas es un tipo de expolio cultural. No solo se roban las vistas físicas, sino también la conexión emocional que las personas tienen con su ciudad. La desconexión resultante puede llevar a la apatía y la falta de compromiso cívico.
El patrimonio visual es como un bordado hecho de los hilos del tiempo y que refleja su historia, cultura y carácter, pero también sus cicatrices…
la belleza visual contribuye al bienestar emocional y al sentido de pertenencia
Por otra parte las vistas panorámicas a menudo están reservadas para aquellos que pueden pagar viviendas en ubicaciones privilegiadas . Esto crea una brecha entre los que disfrutan de vistas y los que no. La desigualdad se manifiesta en la distribución de la belleza visual.
Preservar el Patrimonio Visual
Es urgente preservar, en consecuencia, el Patrimonio Visual a través de una legislación y planificación urbanas y promover la educación y concienciación mediante la evaluación y catalogación de los bienes visuales y paisajísticos a proteger, lo que debería incluir la Participación Ciudadana involucrando a los ciudadanos en decisiones que afecten el paisaje urbano.
Asimismo el diseño de edificios que no obstruyan vistas y que se integren armoniosamente en el entorno debería ser un eje fundamental que inspirador para urbanistas y arquitectos.
En definitiva, la preservación del patrimonio visual es una responsabilidad compartida. Cada uno de nosotros debe contribuir a mantener viva la belleza de nuestras ciudades para las generaciones futuras.
es urgente preservar el Patrimonio Visual a través de una legislación y planificación urbanas y promover la educación y concienciación mediante la evaluación y catalogación de los bienes visuales y paisajísticos a proteger
Capítulo aparte es el de la contaminación visual que sufre nuestra ciudad con grafitis y pintadas vandálicas denunciadas desde JxG con propuestas claras y realizables. Los grafitis y pintadas salvajes afectan muy negativamente a los edificios históricos y monumentos pudiendo quedar permanentemente dañados en las superficies de piedra y otros materiales.
Además la eliminación de las pinturas puede ser complicada y, en algunos casos, incluso dañina para los materiales originales. Esto afecta la apariencia y la autenticidad del patrimonio cultural.
Algunos espacios sufren una saturación de señales de tráfico, anuncios y otros elementos visuales en el entorno urbano que afecta a la percepción de monumentos y espacios históricos influyendo muy negativamente la experiencia de los habitantes y visitantes. A todo ello hay que añadir los cableados aéreos que, en barrios como el Albayzín, son ubicuos.
No se puede dejar de reseñar la contaminación acústica: el ruido del tráfico y otras fuentes de contaminación acústica pueden perturbar la tranquilidad de los espacios históricos. Esto afecta la calidad de vida de los residentes y visitantes. De esto hablaremos en un próximo artículo porque no es un capítulo inocuo.