EL ALCALDE PACO CUENCA HA CALIFICADO AL PACTO DE LOS MÁRTIRES COMO DE “ALIANZA”. TAL DENOMINACIÓN RECUERDA LAS UNIONES ENTRE ESTADOS EUROPEOS PREVIOS A LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL, QUE SE DESMORONARÍAN CON ELLA.
Granada no es una de aquellas antiguas potencias centrales; ni los integrantes de la Alianza de los Mártires —llamativo nombre para una coalición reivindicativa—, parece que tengan el mismo objetivo, y menos aún una posición única a los principales retos que acucian de resolverse en nuestra ciudad y provincia.
Basta observar lo que ha sucedido con el asunto de la AESIA para concluir en este sentido. Porque ha tenido que ser una entidad civil, privada, con vocación granadina, la que ponga los puntos sobre las íes y, ante la pasividad y los retruécanos políticos de los dirigentes locales, la que acudiera el pasado mes de enero al Tribunal Supremo para pedir la anulación de la decisión del Gobierno de Sánchez, manifiestamente ilegal, y enormemente lesiva para Granada, que nos privó de ser la sede física de la Agencia Española para la Supervisión de la Inteligencia Artificial.
En tanto que los coaligados de los Mártires han seguido, y siguen, debatiendo qué hacer, qué pedir y cómo hacerlo. Unos para no contrariar al dios de la Moncloa, y otros para no molestar al emir gallego, Feijóo, mientras el tiempo transcurre impasible jugando en su favor y en contra de nuestra ciudad y de sus legítimas pretensiones.
El asunto de la AESIA ha servido para evidenciar la incapacidad de muchos de nuestros dirigentes
El asunto de la AESIA ha servido para evidenciar la incapacidad de muchos de nuestros dirigentes, no porque sean personalmente inútiles, que no creemos que lo sean, sino por ser inservibles a la causa de Granada, por solo responder a los intereses de las organizaciones políticas que los sustentan o las razones económicas particulares que los condicionan.
La actuación, vergonzante para muchos, que en este asunto están desarrollando el Ayuntamiento de la capital, la Universidad de Granada (UGR) y la Junta de Andalucía, cada uno a su modo, los sitúa rayando el ridículo.
La posición del consistorio es grotesca, no sabiendo ya qué hacer para demorar el dar un golpe en la mesa ante el atraco gubernamental perpetrado a Granada, que es lo que tenía que haber hecho desde el primer momento.
Mucho más fachosa es la posición adoptada por la Universidad que no sólo llegó tarde y forzada a la iniciativa de actuar jurisdiccionalmente contra el Acuerdo del Gobierno, cuando era el mayor y más directamente interesado en su anulación, sino por haber huido desistiendo del recurso que había interpuesto y decir que se sumaba al del Ayuntamiento cuando no es jurídicamente posible.
la de la Junta, no es una actuación ni ridícula, ni grotesca, ni fachosa, sino estrafalaria
Y la de la Junta, no es una actuación ni ridícula, ni grotesca, ni fachosa, sino estrafalaria, tratando de aparentar que hace algo cuando nada hizo cuando pudo, enturbiando aún más un asunto ya de por sí turbio. Del resto de los conjurados en los Mártires, mejor ni hablar. Da igual que se trate de agentes económicos, profesionales, políticos o académicos, porque ninguno ha hecho nada ante el que puede ser considerado el mayor escarnio efectuado a nuestra dolorida y abandonada tierra de incontables ultrajes, sufridos por la inoperancia de tanto mal llamado dirigente público, dado a la práctica del filibusterismo.
Por eso, visto lo visto, nos parece que la Alianza de los Mártires bien debería llamarse la Alianza Inservible, porque como aquella de las potencias centrales europeas se desmoronó ante la primera afrenta.
