Granada fue cuna y lugar expreso de gestación de la Monarquía Hispana, del nacimiento del Estado moderno y del imperio español que se extendería durante casi cuatro siglos.
Monarquía Hispana
La Monarquía Hispana comenzó a forjarse tras la unión de los Reyes Católicos en 1469, tiene un profundo significado político e histórico. Esta unión matrimonial entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón marcó el inicio de una era de consolidación territorial y expansión global.
Políticamente, la Monarquía Hispana logró centralizar el poder, disminuyendo el feudalismo y estableciendo una monarquía autoritaria que sentó las bases para el Estado moderno. Históricamente, su influencia se extendió más allá de la Península Ibérica, con la conquista de Granada en 1492 y el descubrimiento de América el mismo año, iniciando una era de expansión imperial que moldeó el curso de la historia mundial.
la Monarquía Hispana simboliza la transición de una Europa medieval a una modernidad globalizada
La Monarquía Hispana jugó un papel crucial en la defensa del catolicismo durante la Reforma Protestante, consolidando su influencia en Europa. Esta monarquía no solo unificó diversos reinos ibéricos bajo una sola corona, sino que también proyectó su poder en América, Asia y África, dejando un legado de mestizaje cultural y político que perdura hasta nuestros días.
La Monarquía Hispana simboliza la transición de una Europa medieval a una modernidad globalizada, con todos los impactos y controversias que este proceso conlleva.
Carlos I e Isabel en Granada
La eclosión y plasmación definitiva de la Monarquía Hispana se produjo en Granada en 1526 cuando fuera escenario de un excepcional evento histórico. Carlos I de España y su esposa, Isabel de Portugal, llegarían a la ciudad.
Durante aquella visita que duró seis meses se establecieron los presupuestos de su política y las bases del imperio español.
Granada se convirtió en la clave de bóveda conceptual de la Monarquía Hispana.
