Desde el año pasado en que en el mes de febrero comenzó la desaforada campaña con F de 28-F por parte del gobierno andaluz, hemos visto desfilar por las calles de la ciudad y de los pueblos cercanos el metro con mensajes a lo Gran Hermano de George Orwell, como también numerosos anuncios y mensajes en hitos publicitarios y en medios de comunicación hasta la saturación.
El interés político por el convencimiento y movilización de masas en un intento de homogeneización identitaria andalucista y de vender como logro lo que en realidad debe ser contemplado como un fracaso, ha fomentado la aparición de este tipo de campañas centradas en el carácter nacionalista de pensamiento andaluz; un intento de forjar un “nacional-andalucismo” abiertamente contrario a la razón histórica y con tintes “fascistizados”, en el sentido de la creación de una especie de nuevo estado, regeneracionista y reformista de lo anterior o de lo que resulte contrario.
En ocasiones conviene tener en cuenta tanto lo que se dice como lo que se oculta. Y esta campaña, mejor llamarla con “F de Fake”, que este año se reproduce y retroalimenta con la de “40 años de nuestro parlamento”, demuestran que tras este andalucismo identitario que denunciamos oculta la auténtica realidad del fracaso de una Gran Andalucía falaz que se asienta sobre la negación de la cultura y la personalidad de la historia de Granada y de su propio territorio.