EL ALBAICÍN, SITUADO EN UNA DE LAS COLINAS QUE RODEAN LA ALHAMBRA, ES UNO DE LOS BARRIOS MÁS EMBLEMÁTICOS DE GRANADA Y DE ESPAÑA. DURANTE LOS SIGLOS XVII Y XVIII VIVIÓ IMPORTANTES TRANSFORMACIONES SOCIALES, ECONÓMICAS Y URBANÍSTICAS QUE REFLEJAN LA EVOLUCIÓN DE LA CIUDAD TRAS LA CONQUISTA CRISTIANA Y LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS.
En los siglos XVII y XVIII, el Albaicín pasó de ser un barrio predominantemente musulmán a convertirse en un espacio cristianizado, aunque con una profunda huella de su pasado islámico. Tras la expulsión de los moriscos a principios del siglo XVII, muchas de las casas y huertas del barrio quedaron deshabitadas y fueron ocupadas por nuevas comunidades, generalmente de campesinos y artesanos.
Esta transformación cambió la dinámica social del barrio, reduciendo su relevancia económica en la ciudad.
Urbanismo y arquitectura
El Albaicín mantuvo durante estos siglos su trazado urbano de origen andalusí, caracterizado por calles estrechas y empinadas, plazas pequeñas y casas encaladas con patios interiores. Aunque algunas casas tradicionales fueron adaptadas o reconstruidas según las necesidades de sus nuevos ocupantes, muchas conservaron elementos arquitectónicos islámicos como arcos, aljibes y jardines.
El barrio también se dotó de nuevas iglesias construidas sobre antiguas mezquitas, como San Nicolás o El Salvador. Estas iglesias se convirtieron en centros de la vida social y religiosa del Albaicín, reflejando la cristianización del espacio urbano.
Actividades económicas
En el ámbito económico, el Albaicín fue hogar de numerosos talleres artesanales, destacando la producción de cerámica, tejidos y trabajos en madera. En él tuvieron su taller los Mora, tanto Bernardo como su hermano Diego, en San Miguel Bajo, y José, en la actual calle Pagés en la parroquia del Salvador.
Estas actividades estaban vinculadas tanto al consumo local como al comercio con otras regiones de España.
el Albaicín fue hogar de numerosos talleres artesanales, destacando la producción de cerámica, tejidos y trabajos en madera
El uso del agua, garantizado por la red de aljibes y acequias heredada de la Granada nazarí, permitió mantener una importante actividad agrícola en las huertas del barrio. Sin embargo, con el paso del tiempo, estas actividades fueron decayendo debido a la competencia de otras zonas de la ciudad y los cambios en las estructuras económicas de Granada.
Vida cotidiana
La vida cotidiana en el Albaicín de los siglos XVII y XVIII estaba marcada por la devoción religiosa, las fiestas populares y la convivencia en un espacio urbano compacto. Las calles del barrio eran escenarios de procesiones, mercados y reuniones comunitarias que fortalecían el tejido social.
El Albaicín era también un lugar de contrastes, donde la pobreza de muchas familias convivía con la riqueza patrimonial de su arquitectura y la herencia cultural de épocas anteriores. A pesar de las dificultades económicas, los habitantes del barrio mantenían tradiciones que se transmitían de generación en generación, contribuyendo a preservar su identidad única.
el Albaicín era también un lugar de contrastes, donde la pobreza de muchas familias convivía con la riqueza patrimonial de su arquitectura y la herencia cultural
Transformaciones y legado
Aunque el Albaicín experimentó un declive progresivo en su importancia dentro de la ciudad de Granada durante los siglos XVII y XVIII, este periodo sentó las bases de su configuración actual. La mezcla de elementos islámicos y cristianos, junto con la adaptación de sus habitantes a los cambios sociales y económicos, contribuyó a preservar el carácter distintivo del barrio.
Hoy en día, el Albaicín sigue siendo un testimonio vivo de la historia de Granada, atrayendo a visitantes de todo el mundo por su belleza, autenticidad y legado cultural.
