EL 14 DE FEBRERO DE 1974 FUE EL ÚLTIMO DÍA QUE UN TRANVÍA CIRCULÓ POR GRANADA. LAS EDICIONES DE LOS DIARIOS GRANADINOS DEL DÍA 15 SIGUIENTE, SE INICIABAN CON TITULARES ALUSIVOS A TAL ACONTECIMIENTO. «GRANADA DIJO ADIÓS A SUS TRANVÍAS».
Los tranvías de Granada dejaban de funcionar tras casi tres cuartos de siglo de existencia. Las dos últimas líneas, a La Zubia y Fuente Vaqueros, quedaron clausuradas con los servicios prestados aquel día a las poblaciones de sus recorridos, Huétor Vega, Monachil, Cájar, La Zubia, Fuente Vaqueros, Chauchina y Santa Fe, localidades en las que los vecinos despidieron con lágrimas a los vetustos vehículos que tan tradicionales eran y que tan buen cometido cumplieron durante décadas. Luego que pasaron por vez postrera camino de las cocheras, hacia su triste final, en todos los pueblos y cortijadas del trayecto, se les ofreció el adiós, la despedida propia de un amigo, la única posible a un compañero de muchos años y recuerdos.
Despedida del último tranvía
Exclusión hecha de La Zubia, hay que decir en honor de la verdad, que realmente no fueron organizados actos de agasajo y despedida del tranvía de manera oficial, sino que éstos surgieron espontáneamente a lo largo de su recorrido, puesto que las autoridades granadinas, alejadas de la conmoción popular, mostraron su ancestral indiferencia hacia este tipo de acontecimientos.
Una página gloriosa de la historia de Granada se pasaba y otra incierta, despiadada, exenta de emotividad y romanticismo, comenzaba a leerse por los granadinos. Paradójicamente, el 17 de febrero, tan sólo tres días después del cierre de las líneas, aparecía en Ideal una noticia que llama aún la atención, no se sabe si por sorprendente o por miserable, en la que se señalaba como la recién nombrada, por aquellos días, corporación municipal de El Padul, tenía por principal dilema dar solución a los problemas de transporte de viajeros entre Granada y la localidad. Claro está, que lo peor estaba por venir.
Para aquel último día del tranvía y para asistir al acto popular organizado en La Zubia, se desplazó desde Madrid hasta Granada y la cercana localidad de la Vega, un miembro de la asociación de Amigos de los Ferrocarriles, José Antonio Tartajo, ingeniero de Telecomunicaciones y un enamorado del tranvía y su historia. Tartajo y la junta directiva en pleno de la mencionada asociación, días atrás, el 19 de enero anterior, habían estado también en nuestra ciudad dando la despedida al más nostálgico de los ferrocarriles granadinos de vía estrecha, el tranvía de Sierra Nevada, en cumplimiento de una especie de ritual autoimpuesto que consistía en acompañar en el último viaje a todos los tranvías españoles sumados a la lista de la desaparición.
De este modo Tartajo daba cuenta de su asistencia a los últimos viajes del tranvía en Valencia, Barcelona, Gijón-Avilés, Vigo y por supuesto Madrid, ciudad de la que conservaba en su poder, colocado en una finca de Guadalajara, uno de los últimos coches que hacían el trayecto plaza de Castilla-San Blas y Pueblo Nuevo-Ciudad Pegaso en 1972, el cual había adquirido a la EMT por 45.000 pesetas. Como en este caso, Tartajo anunciaba su propósito de adquirir la torre-motor número 1 de los tranvías de Granada, para llevarla también a la localidad castellana.
La Zubia y Cájar
El día 14 de febrero, La Zubia y Cájar, despidieron con emoción y con cariño, a los veteranos vehículos de los tranvías y al personal de la compañía. Cientos de personas acudieron al homenaje popular de La Zubia, que tuvo lugar al tiempo de la salida del último servicio; lágrimas, emoción, lloros en el adiós definitivo se sucedieron en la estación de la localidad, junto al que hoy día es el parque del Laurel de la Reina.
Se repitió la escena en Cájar, en la bonita plaza donde siempre paraba el tranvía para dejar paso al que llegaba en sentido opuesto. Allí, gran número de vecinos del pueblo, dieron también, con sollozos y pesares, su despedida tanto a los tranvías como a los empleados de los mismos, algunos de los cuales llevaban hasta 40 años, día tras día, en el servicio.
Igual ocurrió durante todo el recorrido hasta Granada donde se produjeron escenas similares, llegando incluso a arrojarse claveles al paso del tranvía en una cortijada próxima a la entrada de la ciudad. Cincuenta y tres años duraron los amores del tranvía con La Zubia a la que había llegado por vez primera en 1921. ¡Toda una vida!
Adiós amigo
Fue en 1939 cuando tuvo lugar la inauguración de la última línea de Granada, que alcanzaría el lejano pueblo de Fuente Vaqueros. A Santa Fe había llegado el tranvía en 1914 y a Chauchina en 1919. El día de la despedida por tanto, seis décadas contemplaban el paso de los vehículos eléctricos por algunos de los rincones de esta zona de la Vega.
Si bien en Fuente Vaqueros y Chauchina el tranvía fue despedido con emoción por grupos de vecinos en el momento de la salida de los últimos viajes hacia Granada, fue en Santa Fe donde se brindó espontáneamente por la gente congregada en la plaza del pueblo, el merecido homenaje. Los vecinos allí reunidos dieron un sonoro aplauso y una larga ovación al coche de tranvías que partía para no volver más.
Con estos expresivos homenajes populares, la gente, los granadinos, despedían algo que era consustancial a su paisaje urbano, y que por imperativos del destino, desaparecía para siempre. El tranvía de Santa Fe sería el último en entrar en cocheras. Estaba conducido por un tranviario que aún recuerda con emoción este momento.
La noticia que Ideal ofrecía sobre el fin del tranvía, el día 15 de febrero de 1974, se cerraba con una frase digna de la más elogiosa credulidad; decía así: “Quizá en el futuro se consigan sus modernísimos sucesores, trenes ligeros o aéreos, que lleguen a la Sierra, a la Vega o a la Costa”. Aún tardarán…
En el mes de mayo de 2021 se inauguró la reforma de la Plaza de los Lobos manteniendo un pequeño tramo de vías del tranvía.
Esto fue posible gracias a la Asociación por la Región de Granada (ARG) que impulsó una acción de preservación del Patrimonio Histórico e Industrial dirigido al Ayuntamiento con la presentación del informe “Que la reforma urbana no destruya el Patrimonio Histórico y de Arqueología Industrial de Granada” del ingeniero industrial José Antonio Sáez (2020).
Aunque la petición de la ARG iba en un sentido mucho más amplio, el consistorio aceptó mantener únicamente una parte donde puede observarse uno de los cruces de las vías.
Horizonte Garnata reconoce la sensibilidad de la iniciativa ciudadana por impulsar acciones de preservación del patrimonio granadino, así como su aceptación por parte del Ayuntamiento.