El granadino Francisco José Segovia Ramos, autor de narrativa y poesía, ha publicado recientemente su último poemario, “Entre silencios”, que trata sobre el amor y la muerte, Eros y Tánatos, temas universales de la historia de la literatura.
Ha dado a la estampa casi una treintena de títulos entre colecciones de relato y novelas, entre las últimas publicadas “Cuatro días de julio” (2020), “El desaparecedor” (2021) o “El enigma del Moldava” (2022). Ha participado en más de una quincena de antologías literarias junto a otros autores, siendo “Tras las huellas del dragón” (2020) o “Sueños de la Gorgona” (2021) las últimas publicadas.
Ha obtenido más de treinta premios en certámenes de novela, relato, cuento, microrrelato –y dentro del género de la narrativa en todos los subgéneros: histórico, negro, thriller, ciencia ficción, fantasía, terror, gótico…–, poesía, cartas de amor y otros.
Ha sido asociado de distintos colectivos culturales como la Asociación de Escritores de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (AEFCFT), y es miembro de honor de la Maison Naaman pour la Culture así como colaborador en distintos medios de comunicación digitales, conferenciante habitual y asiduo participante en ferias del libro y encuentros literarios diversos.
Con motivo de la promoción de “Entre silencios”, Horizonte Garnata (HG) ha podido hablar con el autor:
Francisco José Segovia Ramos
¿Por qué un poemario como “Entre silencios” en estos tiempos de guerras que parecen llevarnos al borde de un cataclismo mundial y de extrema polarización social?
Por desgracia, estamos en una época donde falta la lírica y el sentimiento y sobran egoísmo, individualismo y primacía de lo material. Sin embargo, un escritor, o un poeta, en este caso, no puede silenciar su voz porque el mundo no sea tal y como desearía. La poesía, y sus eternos temas del amor, la vida y la muerte, siempre han de estar presentes porque forman parte de la esencia humana. Es una de las cosas que nos distinguen como especie.
Por desgracia, estamos en una época donde falta la lírica y el sentimiento y sobran egoísmo, individualismo y primacía de lo material
Usted ha cultivado todos los géneros y subgéneros, ¿en cuál se encuentra más cómodo?
Por mi trayectoria hasta la fecha, podría afirmarse que en el género de terror. Me muevo ahí como pez en el agua pero, cuando he buceado literariamente en otras aguas, me he sentido también muy cómodo. Sí, además, mezclo terror e historia, mucho mejor, como sucedió, por ejemplo en mi novela “El enigma del Moldava”.
En su obra presenta reminiscencias –podría hablarse de homenajes– de Lewis, Bécquer, James, Poe, Shelley, Lovecraft, Verne, Asimov, Clarke, Dick o Bradbury. Pero ¿quiénes son realmente sus maestros?
Me he empapado, y sigo haciéndolo, de la literatura clásica española (Bécquer, Emilia Pardo Bazán), por mis raíces hispanas. Fue la obra de Bradbury, sobre todo sus relatos cortos, la que me hizo sumergirme en el mundo literario como creación. Su influencia puede descubrirse en gran parte de mis relatos. En cuanto al resto de autores y autoras mencionados, forman también parte importante de mi fondo estilístico. Sin ellos, mi obra sería muy diferente. Uno de esos ejemplos de clara influencia (de Lovecraft, en esta ocasión), es mi novela “Los sueños muertos”.
En sus libros ha tratado numerosos temas y conflictos: la Guerra Civil, la represión de la posguerra, el mundo rural, el retorno de los indianos en el siglo XIX, el ocultismo, la II Guerra Mundial, el monstruo que habita en nosotros, los peligros de la tecnología… ¿Le preocupan las futuras consecuencias de la IA que algunos definen como el principio del fin?
Sí que me preocupa. De hecho, un relato que escribí sobre IA fue premiado hace pocas semanas y será publicado en breve. No hace falta ser muy inteligente para entrever, entre el uso y abuso de móviles, tabletas digitales, ordenadores de última generación, electrodomésticos inteligentes, etc, que el ser humano cada vez es más dependiente de lo material y las personas tienen cada vez menos, y peores, relaciones entre ellas. No obstante, esto puede ser solo la simple apreciación de un escritor que se sumerge demasiado en mundos futuros distópicos.
el ser humano cada vez es más dependiente de lo material y las personas tienen cada vez menos, y peores, relaciones entre ellas
Su currículum causa admiración por lo extenso en títulos y galardones. Sin embargo, parece que en Granada apenas conocemos a nuestros autores. ¿Qué es necesario aquí para que uno sea profeta en su tierra?
Pues no lo sé, aunque supongo que es un fenómeno muy común en todos lados. No me causa mucha incertidumbre aunque, lo confieso, molesta que se dé más publicidad a lo foráneo que a lo de casa (y aquí incluyo a otros escritores de la tierra que también viven una situación parecida).
Hay que luchar mucho y trabajar aún más para que tu voz literaria sea reconocida. A pesar de todo, he escrito relatos centrados en Granada, y dos novelas que se desarrollan aquí; una en la zona de las Alpujarras (“Donde yace el olvido”), y otra durante los primeros días de la guerra civil en Granada capital (“Cuatro días de julio”). Con buena acogida, todo hay que decirlo.
¿Está trabajando en un nuevo proyecto? ¿Puede contarnos algo sobre el mismo?
Sí, estoy en un par de proyectos, pero que todavía tienen por delante cierto recorrido. En septiembre, verá la luz mi tercer poemario, “Esos días azules”. Escribir, en suma, es trabajo y constancia.
Ya que hablamos de Granada y ya que usted es columnista en diversos medios donde comparte sus opiniones, ¿cree que ganamos al ser nuestra provincia incluida en la Comunidad Autónoma de Andalucía durante la Transición o por el contrario perdemos mucho debido al centralismo sevillano?
Si cuando se inició la autonomía, pensábamos que las cosas mejorarían y acabarían con el centralismo madrileño, los años han demostrado que no es así. Granada, como ciudad con una rica historia, y como Reino que ha sido, es la única que no tiene reconocido ese estatuto de comunidad autónoma. La única, además, que aparece en el escudo de España y no tiene el estatuto de histórica (similar a la situación de León). Si Cantabria, La Rioja o Extremadura tienen sus propias instituciones políticas, ¿por qué no Granada, que tiene unos antecedentes históricos más acreditados?
Habrá que trabajar, y mucho, para concienciar a nuestros representantes políticos que el camino para la recuperación de lo que fue el antiguo Reino de Granada pasa por tener una comunidad autónoma propia y gestionar nuestros intereses.
Siempre se habló de las “dos Andalucías”. Muy definidas, tanto histórica como cultural y económicamente hablando. Somos diferentes (ni mejores ni peores), con nuestras costumbres y tradiciones, y con nuestra historia. No se trata de dividir más sino de reconocer las diferencias dentro del estado español.
No es provocar un enfrentamiento entre vecinos que siempre se han llevado bien: es crear las condiciones para una adecuada gestión de los recursos y, lo que es más importante, que estos repercutan en la propia tierra, y no como sucede ahora, por ejemplo, con la Alhambra y Sierra Nevada, gestionados desde Sevilla.
2 respuestas
Magnífica entrevista
Muy buena entrevista y estupendo escritor, honesto y todoterreno.