LA FÁBRICA DE PÓLVORAS DE EL FARGUE DE GRANADA ES UN TESTIMONIO TANGIBLE DE LA IMPORTANCIA ESTRATÉGICA DE LA PRODUCCIÓN DE PÓLVORA EN EL PASADO. A TRAVÉS DE LOS SIGLOS. HA RESISTIDO EL PASO DEL TIEMPO, CONVIRTIÉNDOSE EN UN RECORDATORIO DE LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y TECNOLÓGICA, ASÍ COMO DE LA IMPORTANCIA DE PRESERVAR Y VALORAR NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL.
Actualmente, dudo que sean legión los que sepan ubicar de modo correcto el otrora importante y popular barrio de El Fargue. Y lo digo con conocimiento. Porque los granadinos viven de espaldas a este lugar alejado que realmente es más localidad separada que barrio integrado en una ciudad como la nuestra. Antes era un lugar de referencia. Hoy, un lugar adormecido, que languidece y que es un cuasi paraíso perdido entre los espacios de Granada. Físicamente, entre las localidades de Víznar y Granada, está a mitad de camino entre aquel pueblo en el que dejaron huella el Arzobispo Moscoso y Peralta o el poeta universal Federico García Lorca, y la Abadía Sacromontana, donde otras personalidades importantísimas hollaron sus Siete Cuestas. Se mire como se mire, El Fargue es un lugar entrañable y relajado para vivir actualmente en esta Granada cada vez más desleída. Alfacar, Víznar, El Fargue, la Abadía, el Pago de Manflor y Granada, están unidas por ese hilo de vida e historia que es la Acequia de Aynadamar —adviértase que la nombro con mayúsculas— que es el “timeline” de este artículo.
Un poco de historia previa
En un libro maravilloso que escribió mi amigo Paco González, nativo de El Fargue, vinculó la historia del sitio, como no podía ser de otro modo, con la de la acequia del rey Badis ben Habus Al-Mansur (1038-1073), uno de los cuatro emires ziríes —ahora se señala, y con acierto, que fueron 6 y no 4 los emires independientes— de la primera dinastía de Granada.
Como barrio actual integrado en el Distrito del Albaicín, se acepta que El Fargue surge por el florecimiento de los cármenes junto al cauce de la Acequia de Aynadamar, que con poco más o menos 13 km de longitud conecta el manantial de Fuente Grande con el popular Albaicín, acequia que se dice fue mandada construir por el citado rey Badis en 1066 —aunque somos algunos los que consideramos con sobrado fundamento, que la acequia, como tantas otras de nuestra geografía, remonta en su historia a la Alta Edad Media y al tiempo de la Hispania romana—, si bien se conoce que fue terminada su conformación durante el reinado de Abd Allah ibn Buluggin.
Paco González, nativo de El Fargue, vinculó la historia del sitio, como no podía ser de otro modo, con la de la acequia del rey Badis ben Habus Al-Mansur
Y fue entonces cuando, dice Paco González, se implantaron innumerables molinos en todo su recorrido que aprovechaban el agua para diferentes fines.
LA ALQUERÍA DE EL FARGUE
No hay referencias fidedignas de que en el territorio que hoy ocupa la alquería de El Fargue, hubiera asentamientos humanos que definieran una población suficiente y digna de recibir tal catalogación antes de la construcción de la acequia, aceptando su construcción medieval. Por eso, en muchos aspectos, como se ha señalado, el curso de agua de Aynadamar marca un antes y un después, no solo observable en lo geográfico o en lo económico, sino en la prestancia histórica del lugar.
Su trazado en época zirí, de 1068 a 1090, es una fecha crucial en la historia de los asentamientos humanos en la zona.
el curso de agua de Aynadamar marca un antes y un después, no solo observable en lo geográfico o en lo económico, sino en la prestancia histórica del lugar
La alquería empieza a tomar forma cuando se edifican los molinos de todo tipo y las particulares haciendas granadinas, los cármenes, en donde personajes acomodados de la sociedad encontraron su lugar de expansión y recreo, por la abundancia de agua de la zona, así como, por un clima benigno y acogedor y la contemplación del Monte Sulayr, Sierra Nevada.
Fue precisamente gracias a las aguas de Aynadamar durante el siguiente siglo XII la alquería alcanzara importancia, tanto por el suministro de víveres a la ciudad y lugares aledaños, como por la realización de otras actividades y usos que se conocen, que hicieron que su población fuese adquiriendo una dimensión de cierta importancia y comenzase a ser centro de atención de dirigentes, sultanes y posteriormente de regidores de Granada.
LA ALQUERÍA Y LA FÁBRICA DE PÓLVORA
La existencia de una Fábrica de Pólvoras en la Alquería de El Fargue, se debe al asentamiento, hacia 1235, de dos molinos de pólvora y salitre. La evolución lógica de la tecnología puesta al servicio de la elaboración de la pólvora, hizo desaparecer cualquier vestigio de la existencia de estos molinos. Por fortuna no todos han desaparecido y distintos restos arqueológicos de los edificios en que estaban enclavados, han llegado hasta la década de los ochenta del pasado siglo.
El uso de la acequia era muy especial. El mayor servicio doméstico que la acequia de Aynadamar ha proporcionado a la Alquería de El Fargue, ha sido el suministro de agua para su uso en los hogares y haciendas, a lo largo de diez siglos de existencia de la población. Ahora bien, el agua llegaba a los domicilios, salvo contadas excepciones, transportada por los propios usuarios, desde los tomaderos habilitados al efecto, sin canalizaciones ni tomas particulares, lo que no dejaba de ser un valor de riqueza demostrativo de la abundancia del líquido elemento para el uso.
La existencia de una Fábrica de Pólvoras en la Alquería de El Fargue, se debe al asentamiento, hacia 1235, de dos molinos de pólvora y salitre
Los habitantes de El Fargue, tomaban el agua de la acequia con sus cántaros de cerámica o sus cubos metálicos. Sin embargo, los molinos harineros y de pólvora, así como los hornos de pan, tenían su propio tomadero de agua, habilitado y conservado por los propios dueños de las fincas en cuestión. Con posterioridad, y hacia 1770, también existieron los pilares públicos de piedra labrada, distribuidos a lo largo de la alquería, y que cumplían la doble función de pilar y lavadero público y que estaban construidos de tal forma que facilitaban la labor de lavandería.
Por la importancia que tiene el agua en la alquería, el elemento decorativo urbano de mayor relevancia es una fuente, que estuvo ubicada en diferentes lugares del barrio, y que ha sido tomada por la Asociación de Vecinos Aynadamar como icono para su logotipo. Aunque no deja de tener otros elementos de notable interés, como la capilla o ermita del Santo Cristo, en el barrio Alto, que fue construida para sustituir a la antigua tras resultar destruida por la explosión de 1947, la capilla interior y el teatro de la Fábrica de Pólvoras, y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios, situada junto a la carretera de Murcia.
los inicios de la población, como asentamiento urbano, se producen con la edificación de cármenes aislados, donde la gente acomodada veraneaba
Si bien los inicios de la población, como asentamiento urbano, se producen con la edificación de cármenes aislados, donde la gente acomodada veraneaba; poco a poco se fueron formando las primeras agrupaciones de casas para habitar permanentemente, dando lugar a dos agrupaciones importantes: el Barrio Alto y Calle Real (o Barrio Bajo). Siempre vivieron su transcurso de los años como si de dos poblaciones diferentes se tratara, con características propias definidas, separadas por la Fábrica, manteniéndose la separación en la actualidad.
700 AÑOS DE LA FÁBRICA DE PÓLVORAS
La Fábrica de Pólvoras de El Fargue, ubicada en Granada, España, es un testimonio histórico que ha perdurado milagrosamente a lo largo de los siglos, recordándonos la importancia estratégica de este lugar en la fabricación de pólvora durante épocas pasadas. Su legado se extiende desde el siglo XII y más intensamente desde el XVIII, cuando se estableció como una instalación crucial para abastecer de pólvora a las fuerzas militares de la Corona española.
Hemos señalado que la existencia de una Fábrica de Pólvoras en la Alquería de El Fargue, hunde sus raíces temporales hasta el momento del origen del asentamiento. Así, hacia 1235, hay constancia de dos molinos de pólvora y salitre, por lo que podría tomarse esta fecha, de la que estamos separados por 789 años, como la de inicio de origen de la actual fábrica. Sin embargo, los estudiosos del tema, han señalado la fecha de 1324, como la que por decisión del sultán de Granada, Ismail I, se inicia la Fábrica de Pólvoras de El Fargue.
los estudiosos del tema, han señalado la fecha de 1324, como la que por decisión del sultán de Granada, Ismail I, se inicia la Fábrica de Pólvoras de El Fargue
Nunca ya dejó de estar presente, tanto durante el antiguo reino musulmán nazarí de Granada como durante el nuevo reino cristiano de Granada nacido en 1492. Sería ya durante el siglo XVIII cuando fuera iniciada su construcción tal y como se reconoce en el actual asentamiento.
Construida en el año 1786, la Fábrica de Pólvoras de El Fargue fue concebida para un momento en el que la fabricación de pólvora era esencial para la defensa militar y el poderío bélico de un país. Situada en un entorno estratégico, rodeada de montañas y con acceso a recursos naturales necesarios para la producción de pólvora, la fábrica se convirtió en un punto crucial para las operaciones militares de la época.
En 1907 Alfonso XIII dispuso la construcción de la primera Fábrica Nacional de Pólvoras y Explosivos en El Fargue, fruto de lo cual se dota a la misma de la extensión de la que dispone, haciéndola lindar con todos los barrios del asentamiento, barrio Alto, barrio Bajo, carretera y pagos principales.
En 1907, Alfonso XIII dispuso la construcción de la primera Fábrica Nacional de Pólvoras y Explosivos en El Fargue, fruto de lo cual se dota a la misma de la extensión de la que dispone,
Sería inaugurada en 1908 por el monarca. Como en 1915 se trazaría por su influencia la nueva carretera de Murcia para la circulación de vehículos a motor y la construcción de la nueva iglesia, la Parroquial de Nuestra Señora de los Remedios, trazada y construida entre 1921 y 1924, por el teniente coronel César Comas y Santos. Asentada sobre la ubicación de otro anterior, el nuevo templo sería inaugurado el 30 de septiembre de 1924, por el cardenal-arzobispo Vicente Casanova y Marzol que la consagraría ese mismo día.
HISTORIA RECIENTE
La producción de pólvora en El Fargue se fue respaldando por un complejo sistema de infraestructuras que incluía molinos de pólvora, almacenes, y otros edificios especializados, que conformaron un importante patrimonio histórico-militar-industrial. Los molinos eran alimentados por el agua de los ríos cercanos, aprovechando la fuerza hidráulica para moler los ingredientes básicos de la pólvora, como el salitre, el carbón y el azufre. Este proceso, aunque rudimentario en comparación con las tecnologías modernas, fue revolucionario en su tiempo y permitió la producción a gran escala.
Durante su apogeo, la Fábrica de Pólvoras de El Fargue se convirtió en un motor económico para la región, generando empleo y atrayendo a expertos en la fabricación de pólvora. Sin embargo, esta importancia estratégica también hizo que fuera un objetivo durante momentos de conflicto. Durante la Guerra de la Independencia Española en el siglo XIX, la fábrica fue objeto de ataques por parte de las fuerzas invasoras, lo que resultó en daños significativos.
Con el tiempo, la evolución de la tecnología militar y el cambio en las estrategias de defensa casi llevaron a la posible desaparición de la Fábrica de Pólvora y Explosivos de El Fargue. Aunque nunca dejó de operar pasó por momentos de dificultad.
en 2001, fue comprada por Santa Bárbara Sistemas (SBS), empresa armamentística integrada en el grupo multinacional estadounidense General Dynamics
La Fábrica se privatizó en el año 2001. Fue comprada por Santa Bárbara Sistemas (SBS), empresa armamentística integrada en el grupo multinacional estadounidense General Dynamics y en febrero de 2009 la entidad, SBS, anunció la producción en esta fábrica de un innovador sistema de blindaje para diferentes tipos de vehículos militares, que permanece hasta la actualidad. En dicho centro de producción, también se fabrican otros tipos de armamento como misiles de corto alcance Spike destinados al Ejército de Tierra y a la Infantería de Marina, y otros componentes.
Hoy en día, la Fábrica de Pólvoras y Explosivos de El Fargue se ha convertido en un lugar de interés, no sólo militar y económico, sino también histórico. Su valor turístico de las instalaciones debería ser moderadamente puesto en valor, aunque comprensiblemente sea dificultoso. Los visitantes pueden explorar no obstante, visitando la Alquería de El Fargue, las ruinas origen de la fábrica, apreciar la arquitectura de la época y aprender sobre la importancia que tuvo en la historia militar de España. Ahora bien, hay que reconocer que diversos esfuerzos de conservación y restauración han contribuido a mantener viva la memoria de este sitio emblemático.
A PROPÓSITO DE LA ACEQUIA DE AYNADAMAR: La acequia de Aynadamar, que se cita reiteradamente en este artículo, porque realmente a ella se debió la aparición de la Fábrica de Pólvoras de El Fargue, está olvidada y lo que es peor, abandonada. Por iniciativa de la UGR se ha convocado, como puede verse en la fotografía adjunta una jornada, con gastos pagados de comida y seguro, para limpiarla. La Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Granada permanecen ajenos a su conservación. Ya sabemos lo que Granada hace con sus ríos. Los sepulta, como dijo Ángel Ganivet; y también, lo que ha permitido este verano, sin ir más lejos, el Ayuntamiento con el grave atentado a la acequia Gorda, que ha permitido entubarla para no verla más y de paso, negarla. Por eso no nos extraña ni el estado de la acequia de Aynadamar, ni la actuación de nuestras autoridades. Total, que importan 1000 años de historia o más… Esto es Granada y aquí, todo es posible.
DEDICATORIAS
Este artículo aproximativo a la historia de un lugar y una institución como El Fargue y su Fábrica, que de modo silencioso —quizá deba esta discreción a su permanencia—, porque si no muy posiblemente habría sido sustraída a Granada, quiero dedicárselo a mis amigos José Manuel García-Garnica Nieto (Chitín) y a Pilar Alastrué Funes (hermana del historiador de la Fábrica Joaquín Alastrué al que HG recoge una entrevista en este número), por ser dos defensores a ultranza de Granada y muy especialmente de El Fargue a los que sus vidas están estrechamente vinculadas.