HUÉSCAR: 700 AÑOS DE HISTORIA

Se cumplen siete siglos desde que el rey Ismail I fundara Huéscar en 1324, considerada la ciudad señorial por excelencia del norte de Granada.

Cuando uno pasea por Huéscar, tiene la sensación de encontrarse en una tierra de frontera, en un cruce de caminos donde se fusiona lo granadino con lo castellano, pero también con lo levantino y navarro. Y es que son muchos los lazos históricos que unen a esta ciudad granadina con otros territorios peninsulares.

De hecho, Huéscar perteneció a la Archidiócesis de Toledo entre 1544 y 1953. Esto, unido a la repoblación masiva por parte de castellanos, aragoneses y navarros tras la toma cristiana de la ciudad, explica la idiosincrasia propia de una localidad que tampoco se puede entender sin su particular devoción a las Santas Alodía y Nunilón, patronas de Huéscar que comparte con la localidad vecina de Puebla de Don Fadrique.

Una ciudad señorial

Observando a simple vista sus edificios y calles, casi siempre rectas, se hace evidente la relevancia política y religiosa que Huéscar ha tenido a lo largo de su historia: la Colegiata de Santa María la Mayor, numerosos conventos e iglesias y edificios con escudos nobiliarios a lo largo de la Calle y la Plaza Mayor.

La Colegiata de Santa María la Mayor es el edificio más emblemático de la ciudad. De dimensiones catedralicias, es de estilo gótico-renacentista del siglo XVI y en ella se entrelazan elementos procedentes de los maestros toledanos Alonso de Covarrubias y Enrique Egas así como de Jacobo Florentino, al que se le atribuye la autoría del Santo Cristo de San Agustín de Granada.

Su importancia es tal que se encuentra unida a la Basílica de Santa María La Mayor de Roma por afinidad espiritual, otorgándole los mismos beneficios y prerrogativas con los que cuenta el templo romano como es el caso de la indulgencia plenaria, siendo una de las pocas iglesias en España donde poder hacerlo.

La grandeza de este templo apenas se puede percibir desde el exterior, al estar rodeada de construcciones, pero sí se puede apreciar desde la lejanía cómo domina el horizonte oscense. En su interior, destaca la portada de estilo gótico isabelino de la Sacristía Vieja, atribuida a Jacobo Florentino, la bóveda plateresca del interior de esta o el coro barroco que data del siglo XVIII.

Colegiata de Santa María la Mayor, interior.
Plaza Mayor. Al fondo la Colegiata

Además, la historia oscense ha proporcionado un buen número de edificios religiosos aparte de la Colegiata. Los Conventos como el de las Madres Dominicas o el de San Francisco, convertido en Museo Interactivo de la Ciudad de Huéscar y oficina de turismo, son dignos de visita. Por su parte, Huéscar cuenta con interesantes iglesias como la de La Soledad o la de Santiago.

De entre todas las casas nobles de la ciudad, hay una que destaca por encima de todas, la Casa Palacio de Los Penalva. Se trata de una auténtica joya modernista, considerada la única vivienda unifamiliar de este estilo que existe en Granada.

Fue mandada construir entre 1908 y 1910 por Claudio Penalva, un acaudalado burgués oscense que quedó maravillado por el revolucionario estilo modernista de la Casa Batlló de Barcelona, obra del famoso arquitecto Antonio Gaudí. De tal manera que quiso implantar ese estilo en su nueva casa familiar.

En su interior el patio interior está decorado con elementos alhambreños, con una recreación del Patio de los Leones de la Alhambra de Granada, el suelo es de mármol blanco de Macael y el zócalo está formado por azulejos granadinos de Fajalauza. Esta estancia cuenta con luz solar a través de un lucernario que proporciona un más que interesante juego de luces. El resto de espacios de la vivienda, a excepción de la zona de servicio, está exquisitamente decorado, donde se repiten los elementos orgánicos y vegetales de manera armónica. Destacan el salón comedor, la capilla y el salón rococó.

Casa Palacio de los Penalva
Parque Municipal Manuel Rodríguez Penalva

Otro de los lugares emblemáticos de Huéscar, que otorga una gran belleza a la localidad es el Parque Municipal Manuel Rodríguez Penalva. Se trata de un auténtico bosque en plena ciudad, considerado uno de los grandes parques de Andalucía y donde sorprenden sus más de 50.000 m² de bellos y cuidados jardines en una ciudad pequeña como es Huéscar. Es un parque para disfrutarlo todos los días del año, para pasear por sus desnudos árboles en las frías mañanas de estas tierras altas; en primavera con la explosión de olor y color de las flores que decoran el lugar; en otoño, con el matiz dorado de sus árboles y, en verano, donde el parque se convierte en un refugio fresco y de paz donde pasar las largas tardes estivales.

Un entorno natural privilegiado

Si vamos a Huéscar desde Granada, una vez pasadas las estribaciones de la sierra de Huétor ya es posible divisar en el horizonte una inmensa mole solitaria: la Sagra. Situada en la cordillera subbética, es el auténtico símbolo de esta tierra, erigiéndose como el pico más alto de Andalucía fuera de Sierra Nevada. Esta sierra destaca por sus contrastes: en su cara sur se muestra desnuda de vegetación, mientras que en su cara norte, los bosques de pinos inundan sus faldas, prados y collados. Se trata de un lugar húmedo en mitad de un entorno árido, presentando una gran riqueza de flora y fauna. Asimismo, presenta uno de los cielos más limpios de la península, debido a su lejanía de zonas habitadas, por lo que resulta totalmente recomendable hacer una visita a su observatorio astronómico.

La Sagra

Una ciudad de tradiciones

La Semana Santa de Huéscar se remonta al siglo XVII, cuando se fundan las primeras cofradías. A lo largo de los siglos, la tradición cofrade ha continuado hasta nuestros días en una ciudad donde el día grande es el Viernes Santo por la mañana, con las tradicionales Caídas en la plaza Mayor, protagonizadas por las hermandades del Cristo de la Expiración y San Juan Evangelista y la procesión del Santo Entierro por la noche. El Sábado Santo destaca la procesión de la Soledad, a la que los huesquerinos le tienen una gran devoción.

En la semana grande de Huéscar no hay que perderse el paso de las procesiones por el Arco de Santo Cristo, situado en la calle Alhóndiga, donde los costaleros deben agacharse o ponerse de rodillas para permitir que los pasos lo atraviesen.

Al final de la Semana Santa comienza en Huéscar otra de sus tradiciones: la bajada de las patronas de Huéscar Alodía y Nunilón, el Lunes de Pascua. Después de pasar los 50 días preceptivos en Huéscar, el domingo de Pentecostés son devueltas al pueblo vecino de Puebla de Don Fadrique en una divertida romería, donde no faltan la tensión y los nervios, pasando las Santas de unas manos a otras. Allí permanecen el resto del año.

Las manifestaciones culturales tienen en Huéscar una baza importante en sus bailes tradicionales que hay que preservar y difundir (jotica, seguidilla y fandango)

En definitiva, Huéscar es un lugar por descubrir y para seguir poniendo en valor. Su emplazamiento en un lugar de frontera y su lejanía a grandes ciudades le ha conferido una importancia clave a lo largo de la historia. Sus gentes, su patrimonio histórico, su entorno natural y sus tradiciones hacen de Huéscar un completo destino digno de visitar.

Patronas de Huéscar Alodía y Nunilón. Foto: Facebook I Love Huéscar.

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Juan Ignacio Escribano Torres

(Granada, 1997). Es graduado en Derecho y Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad de Granada (2021). Actualmente es funcionario del Cuerpo de Administradores Generales de la Junta de Andalucía. Es miembro de la asociación Sociedad Civil Juntos por Granada.

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