EL DESASTRE DE LA HERRADURA: UNA TRAGEDIA NAVAL EN LA HISTORIA ESPAÑOLA

El desastre de La Herradura, ocurrido el 19 de octubre de 1562, es uno de los episodios más trágicos y menos conocidos de la historia naval española. Este evento, que tuvo lugar en la bahía de La Herradura, en la costa del Reino Granada, resultó en la pérdida de una importante parte de la flota española y de miles de vidas.

Contexto histórico

Bajo el reinado de Felipe II, la Armada Española jugaba un papel crucial en la defensa de los vastos territorios del imperio y en la protección de las rutas comerciales que conectaban Europa con América y Asia.

Esta supremacía marítima se enfrentaba a grandes desafíos: la amenaza de los piratas berberiscos en el Mediterráneo y la creciente rivalidad con otras potencias europeas, como Francia e Inglaterra, las cuales exigían una presencia naval constante y efectiva.

En este contexto, la flota española estaba en constante movimiento, transportando tropas, suministros y tesoros a lo largo de las costas del Mediterráneo por lo que la necesidad de mantener una flota fuerte y operativa era vital para la seguridad y prosperidad del imperio español.

La flota involucrada en el desastre de La Herradura estaba bajo el mando de Don Juan de Mendoza, un experimentado almirante al servicio de Felipe II.

La misión de la flota era trasladar a un contingente de tropas desde Málaga, principal puerto de Granada, hasta Orán, una ciudad estratégica en la costa norte de África que estaba bajo control español.

Retrato de Felipe II por Sofonisba Anguissola en 1565. Museo del Prado, Madrid

La flota constaba de veinticinco galeras, embarcaciones largas y estrechas propulsadas tanto por remos como por velas, que eran ideales para las operaciones en el Mediterráneo.

la herradura tragedia naval
Mapa que representa la costa del Reino de Granada, desde el estrecho de Gibraltar al Cabo de Gata, bajo la jurisdicción del capitán general del reino. Obra de Willem Barentzs y Jodocus Hondius. grabado en 1595. Fuente: Biblioteca Nacional de España.
Reproducción de una galera del siglo XVI y sus partes. Fuente: Centro Virtual Cervantes

El 18 de octubre de 1562, la flota zarpó de Málaga con rumbo a Orán. Las condiciones meteorológicas eran favorables, y no había indicios de la tragedia que estaba por venir. Sin embargo, el Mediterráneo es conocido por sus cambios repentinos y violentos, y esta vez no sería la excepción.

El Desastre

En la tarde del 19 de octubre, la flota se encontraba cerca de la bahía de La Herradura, una ensenada natural que ofrecía un refugio aparente contra las inclemencias del tiempo. Sin embargo, de manera repentina, se desató una tormenta de una magnitud inesperada. Los vientos huracanados y las olas gigantescas hicieron que las galeras, a pesar de sus esfuerzos por mantenerse a flote, fueran arrastradas hacia la costa rocosa.

La bahía de La Herradura, con su forma de herradura que le da nombre, se convirtió en una trampa mortal. Las galeras chocaron contra las rocas y entre sí, y muchas de ellas se hundieron rápidamente. Los marineros y soldados, atrapados en un caos de maderas rotas y aguas embravecidas, lucharon por sus vidas. La falta de visibilidad y la furia de la tormenta hicieron que las labores de rescate fueran casi imposibles.

Las Consecuencias

El saldo del desastre fue devastador. De las veinticinco galeras que componían la flota, diecinueve se perdieron, y se estima que alrededor de 5.000 personas murieron en la tragedia. Entre las víctimas se encontraban marineros, soldados y oficiales, incluyendo al propio Don Juan de Mendoza, quien pereció en el intento de salvar su nave.

La pérdida de vidas humanas fue inmensa, pero también lo fue el impacto material y estratégico. La flota española sufrió un golpe severo, y la capacidad de respuesta naval en el Mediterráneo quedó seriamente comprometida. La noticia del desastre se extendió rápidamente, y la conmoción fue palpable tanto en España como en el resto de Europa.

El Impacto en la Historia Naval Española

El desastre de La Herradura tuvo repercusiones significativas en la historia naval española. En primer lugar, puso de manifiesto las vulnerabilidades inherentes a las operaciones navales en el Mediterráneo, especialmente en lo que respecta a las condiciones meteorológicas impredecibles. La necesidad de mejorar las técnicas de navegación y de contar con naves más robustas y versátiles se hizo evidente.

En respuesta a la tragedia, la Corona Española tomó medidas para fortalecer su flota y mejorar la formación de sus marineros y oficiales. Se promovieron avances en la construcción naval, con un énfasis en la creación de embarcaciones más resistentes y adaptables a las condiciones del Mediterráneo. Además, se intensificaron los esfuerzos para desarrollar sistemas de alerta temprana y de comunicación más efectivos, con el fin de prevenir desastres similares en el futuro.

El desastre de La Herradura también dejó lecciones importantes en términos de liderazgo y toma de decisiones. La responsabilidad de Don Juan de Mendoza en la tragedia ha sido objeto de debate entre los historiadores. Algunos argumentan que el almirante actuó de manera imprudente al no prever la posibilidad de una tormenta y al no tomar medidas preventivas adecuadas. Otros sostienen que la magnitud y rapidez del cambio climático hicieron que la tragedia fuera inevitable, independientemente de las decisiones tomadas.

Lo cierto es que el desastre subrayó la importancia de la prudencia y la preparación en las operaciones navales. La necesidad de contar con líderes capaces de tomar decisiones informadas y de reaccionar rápidamente ante situaciones de emergencia se hizo evidente. Estas lecciones fueron incorporadas en la formación de futuros oficiales navales, contribuyendo a la evolución de la Armada Española.

El Legado del Desastre de La Herradura

A pesar de su trágico desenlace, el desastre de La Herradura dejó un legado duradero en la historia naval española. La memoria de las vidas perdidas y de la valentía de quienes intentaron salvarlas se ha mantenido viva a lo largo de los siglos.

En 2021 se inauguró en el Castillo de la Herradura el centro de interpretación «1562. La furia del Mar» un centro que pretende mantener viva la memoria de la tragedia y homenajear a las víctimas que allí perdieron la vida. Consta de nueve salas que recorren desde La Costa del Reino de Granada, la navegación e instrumentación, el Mediterráneo, la reproducción de una galera hasta el propio naufragio en sí en las salas quinta y sexta, estando las últimas salas dedicadas a La Herradura y su castillo e historia, así como usos múltiples y escolares.

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Juan J. Alonso

Juan J. Alonso (Granada, 1962) es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Granada (1985). Ha desarrollado su actividad en distintas posiciones en la Industria farmacéutica y de Diagnóstico clínico como especialista en Enfermedades Infecciosas y Microbiología. Regionalista convencido, ha sido vicepresidente de la ARG. En la actualidad es miembro del equipo técnico de HG.

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