MARÍA PACHECO: HEROÍNA GRANADINA, LÍDER DE LA GUERRA DE LAS COMUNIDADES

Este mes de marzo se conmemora el aniversario del fallecimiento en 1531 de María Pacheco, la Leona de Castilla, líder de la guerra de las Comunidades (1520-1522) y símbolo de la resistencia de los castellanos frente al poder imperial. Condenada a muerte, falleció en el exilio en Portugal sin ser perdonada por el emperador Carlos. Desde HORIZONTE GARNATA reivindicamos un digno V centenario de nuestra paisana en Granada, en 2031, con una agenda cultural a la altura de los acontecimientos, como merecen las figuras granadinas que protagonizaron la historia de España.

La heroína granadina fue descendiente de los Mendoza y los Pacheco, dos familias en la cumbre del poder político, religioso y militar de una convulsa Castilla, en transición entre la Edad Media y la Modernidad, que tuvieron un destacado protagonismo en las guerras sucesorias castellanas, así como en la conquista de Granada: bisnieta del I marqués de Santillana, sobrina bisnieta del poderoso arzobispo Carrillo, sobrina nieta del cardenal Mendoza (apodado el Tercer Rey, en alusión a Isabel y Fernando, los Reyes Católicos), nieta de Juan Pacheco y sobrina nieta de Pedro Girón.

la heroína granadina fue descendiente de los Mendoza y los Pacheco, dos familias en la cumbre del poder político, religioso y militar de una convulsa Castilla, en transición entre la Edad Media y la Modernidad

Hija del Gran Tendilla, Íñigo López de Mendoza y Quiñones, II conde de Tendilla y I marqués de Mondéjar (alcaide de la Alhambra y capitán general del reino de Granada en pago a sus servicios durante la conquista del reino nazarí) y de Francisca Pacheco y Portocarrero (que falleció siendo María niña), una de las hijas del marqués de Villena.

Primeros años

Nació María Pacheco en la Alhambra en fecha desconocida, quizá el 14 de marzo de 1497, donde vivió hasta su adolescencia, en la corte de los Tendilla, en el palacio de Yusuf III, situado en la zona más elevada de la colina de la Sabika, en el Partal Alto, palacio hoy desaparecido, pero calificado en la época de María como “suntuosísimo”.

nació en la Alhambra en fecha desconocida, quizá el 14 de marzo de 1497, donde vivió hasta su adolescencia, en la corte de los Tendilla, en el palacio de Yusuf III

padre maria pacheco
El padre de María Pacheco según Díaz Carreño, c. 1877, Museo del Prado

La joven granadina dominaba el latín y el griego (de hecho, en el exilio ejerció como traductora), las sagradas escrituras y las matemáticas; era una gran aficionada a leer historia y poesía. Su hermana María de Mendoza, futura condesa de Monteagudo, fue una de las cultas damas de la corte de Isabel la Católica, en la que María Pacheco parece que también pasó un breve tiempo.

dominaba el latín y el griego, las sagradas escrituras y las matemáticas; era una gran aficionada a leer historia y poesía

Sus hermanos varones mantuvieron la influencia de los Mendoza-Pacheco en la política, la iglesia y el ejército: Luis fue consejero del emperador Carlos V; Antonio, virrey de la Nueva España y del Perú; Francisco, obispo y cardenal; Bernardino, capitán general de tierra y mar; Diego Hurtado de Mendoza, el conocido escritor, el hermano más unido a María Pacheco, embajador.

Escultura de Juan de Padilla en Toledo, realizada por Julio Martín y colocada en 2015, foto Wikipedia.

Matrimonio con un Padilla

María tiene unos catorce o quince años cuando es prometida al hidalgo Juan de Padilla, de unos veinte, hijo de Pedro López de Padilla, regidor de Toledo, y sobrino de Gutierre de Padilla, comendador mayor de Calatrava (que tuvo también un destacado papel en la conquista del reino Nazarí).

tiene unos catorce o quince años cuando es prometida al hidalgo Juan de Padilla, hijo de Pedro López de Padilla, regidor de Toledo, y sobrino de Gutierre de Padilla, comendador mayor de Calatrava

El hecho de que Juan, el futuro marido, perteneciera a la nobleza menor y María a la alta nobleza ha originado cierta controversia o extrañeza en la historiografía (y mucho más entre los novelistas) por la “desigualdad” del matrimonio.

No compartimos dicha opinión, Juan tenía antepasados ilustres que se remontaban a María de Padilla (esposa legitimada de Pedro I de Castilla), contaba con fuertes vínculos familiares en las órdenes militares (numerosos maestres y comendadores de Calatrava, así como algún maestre de Santiago), un mariscal de Castilla y varios adelantados mayores de Castilla.

Además la familia de los contrayentes ya estaba enlazada por matrimonios previos entre tíos y tías de los novios (y alguno todavía tendrá lugar después de su boda entre primos de ambos). Hay que considerar también la amistad entre el Gran Tendilla y el comendador Gutierre de Padilla y que, quizá, ambos aspiraban a que el marido de María ostentara un día el maestrazgo calatravo, cosa que, como veremos ahora, se truncó irremediablemente.

En 1515 se celebra la misa de velaciones, María tendría unos diecinueve años y Juan veinticinco. Pero pronto, el joven matrimonio pierde a sus principales valedores, a finales de ese mismo año el padre de María y el tío de Juan fallecen, lo que originará un gran cambio en la vida de los futuros comuneros.

Rumbo a Castilla

En 1516 María da a luz en la Alhambra a un niño, Pedro, el único hijo que tuvo. El marido, por entonces, ostentaba la alcaidía de la fortaleza calatrava de Porcuna, en Jaén, y parece que aspiraba a la de Martos, también en Jaén, que había desempeñado su tío Gutierre.

en 1516 María da a luz en la Alhambra a un niño, Pedro, el único hijo que tuvo

Desgraciadamente, al fallecer este solo un mes antes de que muriera el rey Fernando el Católico (en enero de 1516), Juan se queda sin posibilidades de recuperar el maestrazgo de Calatrava, que conllevaba enormes posesiones y rentas, y que, debido a esto, el rey Fernando se había asegurado “heredar” del último maestre de la orden, García López de Padilla, tío de Gutierre y tío abuelo de Juan.

Agotadas las posibilidades en el reino de Granada, en 1518 María y Juan marchan a Toledo en busca de nuevas oportunidades, pero también de su triste final.

El esposo recibe de su padre, Pedro López de Padilla, el mayorazgo familiar, además de los oficios de regidor en el ayuntamiento y capitán de las gentes de armas de la reina doña Juana, y que, en resumen, conllevaba unas rentas nada desdeñables.

Mientras tanto, Carlos de Habsburgo llega a España procedente de Flandes con un séquito de aristócratas flamencos, ávidos de poder. En noviembre de 1517 visita a su madre, la reina doña Juana, la legítima soberana de Castilla recluida en Tordesillas por orden de Fernando el Católico, y de la que consigue licencia para gobernar en su nombre.

Carlos de Habsburgo llega a España procedente de Flandes con un séquito de aristócratas flamencos, ávidos de poder

Al año siguiente convoca Cortes en Valladolid, pero se gana la desconfianza de los castellanos. Lo que se agrava en 1519 con la subida de impuestos y alcabalas para sufragar su coronación como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que había quedado vacante tras la muerte de su abuelo Maximiliano I de Habsburgo.

Se convertirá efectivamente en el emperador Carlos V, pero a un alto precio: el levantamiento de las comunidades.

El joven Carlos V, posible retrato de Bernard van Orley, después de 1515, Museo de Brou

La guerra de las Comunidades

Pronto Juan de Padilla se señala como uno de los principales cabecillas de las protestas toledanas contra las políticas fiscales del rey. La pequeña nobleza y las ciudades castellanas identifican sus derechos con los de la reina prisionera y mal llamada la Loca.

Juan de Padilla se señala como uno de los principales cabecillas de las protestas toledanas contra las políticas fiscales del rey

Algunos historiadores sostienen que las comunidades son la primera revolución burguesa contra un soberano, para otros el primer intento europeo de monarquía parlamentaria o la pretensión de instaurar en Castilla un modelo de república como la genovesa y florentina.

Fuera como fuera, los comuneros, con María Pacheco a la cabeza, pudieron cambiar la historia de España.

Padilla se convierte en uno de sus máximos dirigentes y en capitán general de sus milicias, goza de enorme popularidad. En Tordesillas se entrevista con la reina legítima, de la que se declara un “leal servidor” que actúa por “el bien del reino” y “el bien común”. Desgraciadamente para los comuneros, doña Juana se negará a firmar cualquier orden escrita, les da la espalda, se decanta por los derechos de su familia, la misma familia que la mantendrá encerrada hasta su muerte, treinta y cinco años después.

los hermanos de María contribuirán a la causa real: Antonio, lidera un ejército de moriscos que castiga a los sublevados en Baza, Huéscar y Puebla de don Fadrique, y Luis aporta moriscos a las tropas imperiales

Se levantarán contra el emperador trece ciudades y villas castellanas, más Jaén, Úbeda y Baeza, así como zonas de Córdoba, Granada y Sevilla, que pronto abandonarán el bando comunero y se unirán al de Carlos. La alta nobleza se sumará mayoritariamente a este último; de hecho, los hermanos de María contribuirán a la causa real: Antonio, lidera un ejército de moriscos que castiga a los sublevados en Baza, Huéscar y Puebla de don Fadrique, y Luis aporta moriscos a las tropas imperiales.

La ejecución de los cabecillas comuneros

Entre otros motivos, la falta de unión entre los propios comuneros y sus continuas traiciones, algo típico de este país, los condenan a la derrota. El 23 de abril de 1521 Juan de Padilla con valentía arremete en Villalar contra las tropas del emperador, pero, herido gravemente en una pierna y en el rostro, cae prisionero.

la falta de unión entre los propios comuneros y sus continuas traiciones, algo típico de este país, los condenan a la derrota

Batalla de Villalar por Manuel Picolo 1887

Basta decir que trece banderas de infantería y trescientas lanzas habían desertado, mientras que los artilleros, sobornados sin duda, tiraban por encima del blanco o mojaban la pólvora…

El marido de María Pacheco es sometido a juicio sumarísimo junto a otros líderes comuneros, Juan Bravo y Francisco Maldonado, capitanes de las milicias de Segovia y Salamanca. Los tres son condenados a muerte y ejecutados al día siguiente, el 24 de abril de 1521.

Ejecución de los Comuneros por Antonio Gisbert, 1860, Palacio de las Cortes

María la Comunera

En ausencia de Juan de Padilla, María Pacheco regía Toledo. Había recaudado dinero para las milicias que capitaneaba su marido, dinero que nunca le llegó debido a una traición. Ella había compartido el poder, no sin fricciones, con otra carismática figura comunera, Antonio de Acuña, el obispo de Zamora.

Lo lógico habría sido que la hija del Gran Tendilla hubiera solicitado el perdón real, pues sus hermanos forman parte del bando imperial y Luis, el mayor, es amigo íntimo del emperador.

María solo tiene en este momento 25 años y varias opciones, puede casarse de nuevo, regresar a Granada o ingresar en un convento, la salida preferida de las aristócratas viudas porque, aunque nos parezca mentira hoy, es la que implicaba entonces mayor libertad.

Sello de María Pacheco de 1968, Correos

Para María Pacheco solo hay una posibilidad: resistir.

El 28 de abril, solo un día después de que llegue a Toledo la noticia de la ejecución de Padilla, María asume el control y ocupa el alcázar, manda traer artillería de Yepes, nombra capitanes y coloca tropas en las puertas de la ciudad. ¡Qué diferente actitud con respecto a la viudedad, si se compara con la de la reina Juana!

Portada de la novela La viuda de Padilla, 1857

¿El fin de la guerra?

Sin alimentos y cercada por los realistas, Toledo está agotada, los cabecillas comuneros quieren capitular. El obispo Acuña intenta huir a Francia, pero es detenido y ajusticiado.

Pachecos y Mendozas intentan convencer infructuosamente a María de que se rinda.

El 26 de julio de 1521 se produce un golpe de comuneros partidarios de la rendición, pero los valedores de María Pacheco, principalmente el pueblo llano, consiguen sofocarlo.

El 1 de septiembre comienza el asedio y bombardeo de Toledo por parte de las fuerzas imperiales. El 6 de octubre María entra en el sagrario de la catedral y coge los relicarios para pagar a las tropas; el 16, los comuneros, en una incursión al campamento imperial, son finalmente derrotados. Y el 25, también de octubre, por mediación del obispo de Bari, se firma el Armisticio de Sisla, bastante favorable a los comuneros, que se comprometen a abandonar el alcázar, aunque controlarían la ciudad y las armas.

María entra en el sagrario de la catedral y coge los relicarios para pagar a las tropas

María Pacheco acepta el acuerdo para conseguir una rendición honrosa y una represión menos sangrienta. Había conseguido además que se levantara el embargo de los bienes de Padilla, que serían para su hijo, y que los restos de su marido vinieran a Toledo. Había resistido meses frente a los ejércitos imperiales. ¿Habría acabado todo? ¿Habría merecido la pena?

F. Blanch, María Pacheco huye disfrazada a Portugal, 1920,Archivo Municipal de Oporto

Camino del exilio

El armisticio dura poco: se producen diversos enfrentamientos y disturbios entre comuneros e imperiales que se agravan el 3 de febrero de 1522, es la revuelta de San Blas. Los toledanos son obligados a rendirse incondicionalmente.

La condesa de Monteagudo (la hermana de María) y Gutierre López de Padilla (el hermano de Juan) preparan una fuga novelesca: la Leona de Castilla escapará de la ciudad de Toledo por un muladar, disfrazada de labradora, o eso cuenta la leyenda. Al parecer estaba enferma.

la Leona de Castilla escapará de la ciudad de Toledo por un muladar, disfrazada de labradora, o eso cuenta la leyenda

Su hermana la aguarda en una posada. Sería la última vez que las hijas del Gran Tendilla se vieran, ambas morirán sin reencontrarse.

María se dirige a Escalona, en Toledo. Su tío, el II marqués de Villena, le proporciona mulas, dinero y víveres para que pueda huir a Portugal, donde será acogida por Diego de Sosa, arzobispo de Braga, y más tarde por Pedro de Acosta, arzobispo de Oporto. En esta última ciudad vivirá humildemente hasta el fin de sus días, rodeada de un pequeño grupo de comuneros exiliados.

Su hermano el escritor Diego Hurtado de Mendoza será el único familiar que la visite. El rey de Portugal, Juan III, se niega a acatar las órdenes de expulsión de María Pacheco que llegan desde Castilla.

en Oporto, vivirá humildemente hasta el fin de sus días, rodeada de un pequeño grupo de comuneros exiliados. Su hermano el escritor Diego Hurtado de Mendoza será el único familiar que la visite

De nada sirven las peticiones de clemencia de Pachecos y Mendozas: el 24 de enero de 1523 Carlos V promulga una real cédula condenándola a muerte. Ese mismo año muere su hijito, Pedro, que se encontraba en Alhama de Granada al cuidado del regidor de esta. El mayorazgo de los Padilla, retenido por el fisco, irá a parar a manos del hermano de Juan.

Posible retrato de Diego Hurtado de Mendoza, anónimo, siglo XVI, Museo del Prado

el 24 de enero de 1523 Carlos V promulga una real cédula condenándola a muerte… muere en marzo –algunos dicen que en mayo– de 1531 de “dolor de costado” (posiblemente apendicitis), tenía tan solo treinta y cinco años

Ella muere en marzo –algunos dicen que en mayo– de 1531 de “dolor de costado” (posiblemente apendicitis), tenía tan solo treinta y cinco años. Será enterrada en el altar de la capilla de San Jerónimo de la catedral de Oporto. Tras unas obras de remodelación en el siglo XVII sus restos desaparecerán, como sucede con otros grandes personajes de la historia de España.

Antonio Gisbert, María Pacheco, en Mujeres célebres de España y Portugal, 1868

Análisis de su figura

Los comuneros siempre han sido analizados bajo el prisma de la sociedad que los contemplaba, pocas veces bajo el de su propio tiempo: criminales de lesa majestad; héroes liberales; municipalistas republicanos; enemigos del imperio español; autonomistas. Hoy, quizá de manera más justa, son considerados por algunos historiadores como uno de los primeros intentos europeos, fallido, de revolución moderna burguesa.

criminales de lesa majestad; héroes liberales; municipalistas republicanos; enemigos del imperio español; autonomistas

Con ella sucede igual. La granadina fue vista en su época como el “marido de su marido”, una mujer “cruel”, “brava” y “sacrílega” cuya ambición había trastornado el “seso” de Juan de Padilla, pero también ha inspirado numerosas biografías y artículos académicos, novelas, obras de teatro, zarzuelas y hasta una película.

la granadina fue vista en su época como el “marido de su marido”, una mujer “cruel”, “brava” y “sacrílega”

Si un tiempo fue considerada solo la viuda de Padilla, hoy se reivindica su papel en la guerra de las Comunidades como líder y resistente con nombre propio: María Pacheco.

Ana Morilla

Coautora de “Guerreras: españolas que empuñaron las armas” (Almuzara, 2025)

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Ana Morilla Palacios

Doctora por la UGR con el programa Teoría de la Literatura y del Arte y Literatura Comparada. Profesora, editora y escritora.

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