LAS ADVERTENCIAS PASADAS SOBRE EL FENÓMENO QUE COMENZABA A ATISBARSE DE POCO HAN SERVIDO EN UNA SOCIEDAD ALIENADA Y ADORMECIDA COMO LA NUESTRA, EN LA QUE LAS REDES HAN RELATIVIZADO TODA FORMA DE PENSAMIENTO LIBRE.
PILAR BENSUSAN
Catedrático
Hace ya bastantes años que advertí en un foro como el académico, de los riesgos de la posdemocracia que se nos venía encima, y, desgraciadamente, aquí está. Actualmente es un hecho incuestionable que hemos entrado de lleno en la posdemocracia, y, aunque a muchos les interesa enmascararla bajo una apariencia de crisis de las democracias modernas presuntamente violentadas por los populismos de extrema derecha, la realidad es mucho más profunda y compleja, porque, el poder posdemocrático puede ser tanto de izquierdas como de derechas, eso es indiferente, lo crucial es que se aprovecha de los mecanismos estructurales y legales de la democracia para desmantelarla ad intra, aunque ad extra el Estado siga ofreciendo una apariencia democrática ante la comunidad internacional.
Escenarios
La evolución de las democracias en el siglo XXI hacia regímenes más autoritarios que democráticos es obvia: se comienza por el deterioro de la comunicación política -siempre mayoritariamente en manos del poder y que predominantemente emite mensajes afines al régimen-, sigue con la consecución de la ausencia de clases -en donde a los ciudadanos se les iguala en la pobreza, a base de subvenciones y/o impuestos-, y se complementa con unos privilegios exclusivos para quienes ostentan el poder, para aquellos que aspiran a perpetuarse como mandatarios posdemocráticos. Y todo ello, aderezado con una cínica dosis de posverdad, descrédito del adversario y de fingida conmoción ante lo que denominan desinformación, esto es, toda la información que no les gusta o no les conviene, que prohíben con la excusa de la defensa de la democracia, siendo ésta la nueva y sibilina forma de censura previa instaurada desde el poder posdemocrático.
La evolución de las democracias en el siglo XXI hacia regímenes más autoritarios que democráticos es obvia: se comienza por el deterioro de la comunicación política, sigue con la consecución de la ausencia de clases y se complementa con unos privilegios exclusivos para quienes ostentan el poder
“Fíjate en a quién no puedes criticar para saber quién te gobierna”
La frase, atribuida por algunos a Voltaire, es un hecho
Pero ésa es sólo una de las complejas vertientes de la posdemocracia, llamémosle vertiente social-comunicativa, porque otra de sus nefandas vertientes, que se desarrolla en paralelo a la anterior, es la político-institucional, cuya finalidad última es la destrucción de las instituciones que sustentan la democracia, toda vez que desde el poder se procede al desprestigio y la degradación del Estado de Derecho, la ignorancia y el incumplimiento de las leyes, el quebrantamiento de la división de poderes y la insubordinación a la justicia, en fin, un astuto y planificado desmantelamiento del triángulo sagrado de la democracia, amparado paradójicamente en la defensa de la democracia. En este escenario, la denostación erosiva del oponente y del disidente es constante, nada importa que se sustente en informaciones falsas, e incluso no es descartable la manipulación electoral -bajo el blanco manto de la impoluta democracia-, por lo que el conflicto político y social suele ir in crescendo y el estallido social es más factible. Como ejemplos más recientes: los asaltos al Capitolio de Estados Unidos y a la sede de los tres poderes de Brasil.
la denostación erosiva del oponente y del disidente es constante, nada importa que se sustente en informaciones falsas, e incluso no es descartable la manipulación electoral…
el conflicto político y social suele ir in crescendo y el estallido social es más factible
Resultado
El resultado social es una sociedad adoctrinada/subvencionada, enfrentada y/o crispada, según la postura que se tome respecto a los mensajes del poder posdemocrático, y un conflicto político-social latente y creado artificialmente que puede estallar en cualquier momento. Aunque no puede obviarse la existencia de otro tanto de la sociedad que vive anestesiada, en un mundo paralelo de redes sociales, metaversos, o distraída convenientemente por los tentáculos del poder, el famoso “pan y circo”, y que ni tan siquiera se pregunta quién domina sus vidas, su presente y su futuro, y que sólo entraría en este escenario si los asuntos le afectaran personalmente. El resultado político es la instauración gradual de un nuevo régimen autoritario y dictatorial bajo una depurada apariencia democrática.
Y los ciudadanos?
Y ¿qué defensa nos queda a los ciudadanos frente a la posdemocracia?
En primer lugar, reivindicar y conseguir la libertad de expresión plena y la libertad de informarnos desde todos los puntos de vista y no exclusivamente desde aquellos que el poder nos permite tras el filtro de la censura que nos impide acceder a esa mal llamada desinformación. Ya decidiremos los propios ciudadanos qué considerar como información veraz y qué no, es una opción libre que ningún poder político nos puede cercenar en las democracias modernas, pero
reivindicar y conseguir la libertad de expresión plena y la libertad de informarnos desde todos los puntos de vista
que se hace impunemente bajo una apariencia de Estado protector y paternal que nos evita informarnos de supuestos bulos o fakenews antidemocráticos, porque ellos son quienes deciden qué es democrático y qué no. Sirvan de ejemplo la reciente normativa europea contra la desinformación o, incluso, la prohibición absoluta de la Unión Europea de acceder a los medios de comunicación rusos Sputnik y Russia Today por su “desinformación dañina”. Cuestión que ni tan siquiera voy a poner en duda, pero debemos de ser los ciudadanos, y no el poder político, quienes libremente decidamos qué información debemos considerar veraz y cual no.
Seguidamente, agudizar nuestra capacidad de crítica y ser plenamente conscientes de nuestra condición de peones útiles en un tablero en el que poco o nada importamos y en el que sólo somos utilizados como medio para conseguir la finalidad de permanecer en el poder. Una sociedad crítica y no sumisa es más capaz de contrarrestar y contrapesar los planes autoritarios de la posdemocracia.
Finalmente, conseguir la democracia plena y participativa, ahora reducida a votaciones cada cuatro años, los referéndums para asuntos importantes y la elección de representantes directos. Para ello habrá previamente que elegir a quienes se comprometan a implantar una legislación electoral igualitaria para todos los ciudadanos, independientemente de la circunscripción en la que voten, y a instaurar el sistema de listas abiertas.
agudizar nuestra capacidad de crítica
conseguir la democracia plena y participativa……elegir a quienes se comprometan a implantar una legislación electoral igualitaria para todos los ciudadanos
instaurar el sistema de listas abiertas.
Todo ello es posible?
Es complicado que algunos privilegiados del ámbito político estén dispuestos a acabar con sus propios privilegios, pero el riesgo que comporta la implantación de la posdemocracia urge a defender por encima de cualquier otra consideración la libertad, el respeto a las instituciones democráticas y a la división de poderes.
No podemos olvidar que el poder de la posdemocracia, sin la anuencia ciudadana a toda su arquitectura falaz, se torna en inane, y por más que quiera aferrarse a las instituciones perversamente transmutadas a su medida, se desmoronará.
La mayor defensa de la democracia plena podrá materializarse si los ciudadanos asimilamos que está en peligro, si la sociedad permanece impávida, en la cara más oscura de la moneda nos espera la más cínica dictadura.
La mayor defensa de la democracia plena podrá materializarse si los ciudadanos asimilamos que está en peligro, si la sociedad permanece impávida, en la cara más oscura de la moneda nos espera la más cínica dictadura.