EN ARAS DE UNA IDEOLOGÍA TAN INCOMPRENSIBLE COMO DESTRUCTIVA LOS PODERES FÁCTICOS DEL PRO-ANDALUCISMO Y PRO-PROGRESISTAS AÑO TRAS AÑO, DESDE LA DÉCADA DE LOS OCHENTA DEL SIGLO PASADO VIENEN ATACANDO LA CELEBRACIÓN DE LA TOMA DE GRANADA, PERO NO LA DE SEVILLA. LA NUESTRA ES FASCISTA Y XENÓFOBA, LA DE SEVILLA PROGRESISTA E INTEGRADORA —DICEN SIN PUDOR—.
TEO TIZIANO
Historiador
Hoy, Sevilla, se apresta para celebrar la festividad de San Clemente, santo al que profesaba gran devoción Alfonso IX de León, padre del rey Fernando III el Santo, que reconquistara para el cristianismo y para Castilla y la que consagrara la ciudad hispalense. Sin duda alguna, un hecho histórico de importancia que merece ser conmemorado todos los años, que este ya alcanza 775º aniversarios, y celebrado con honra y profundidad.
El Día de San Clemente, conocido también como el Día de la Toma de Sevilla, es una festividad que conmemora tal evento histórico crucial para España. Así, cada 23 de noviembre, los sevillanos celebran la reconquista de la ciudad en 1248. Este día es un recordatorio de la renovación de la presencia de la cultura cristiana en Sevilla, sin desdeñar el pasado musulmán, que ha dado forma a la rica historia de Sevilla. Las festividades incluyen desfiles, eventos religiosos y actividades culturales que resaltan la diversidad de la herencia de la ciudad. Los sevillanos se visten con galas tradicionales, participan en procesiones y disfrutan de la gastronomía local —antes más que ahora—.
La Toma de Sevilla no solo es un día de conmemoración histórica, sino también una oportunidad para fortalecer el sentido de comunidad y orgullo cultural en la ciudad. Y está bien, no, está muy bien. Pasean la Lobera, la exhiben, celebran un importantísimo y singular acto religioso, con un ceremonial
surge el agravio, pero por culpa de los dirigentes políticos protoandalucistas, filoandalucistas y andalucistas declarados —incluidos los proandalucistas de las fuerzas políticas socialistas y comunistas—
propio para la ocasión, etc. ritual que en 1517 el rey Fernando el Católico extendió en su testamento para la conmemoración de otro suceso similar, pero muchísimo más importante para España, que alcanzó una relevancia y dimensión universal: La Toma de Granada acontecida en 1492.
Y es aquí donde surge el agravio, pero por culpa de los dirigentes políticos protoandalucistas, filoandalucistas y andalucistas declarados —incluidos los proandalucistas de las fuerzas políticas socialistas y comunistas—, todos ellos defensores a ultranza de lo “sevillano”. Porque lo que allí ven bien y lo celebran, aquí en Granada lo atacan o permiten que se asalte. Lo digo por la fiesta de la Toma allí y aquí.
Allí no se atreven a decir nada contra una celebración que Sevilla siente y que los poderes públicos apoyan, difunden y comparten, pero aquí, en Granada, tenemos que soportar y tolerar sus imprecaciones cada año contra la celebración de la fiesta de la Toma de Granada, que sí que fue un acontecimiento de relevancia universal. Una efeméride decisiva para cuya conmemoración se dispuso la extensión del ceremonial de la festividad del día de San Clemente por Fernando el Católico, como ya se ha señalado.
Año tras año, desde hace casi cuatro décadas, desde que se vino a alumbrar la nueva Andalucía inventada, los andalucistas, que no eran más de 2 o 3 se conjuraron para conspirar contra la festividad de la reconquista de Granada, para hacerla desaparecer al socaire de un ramplón discurso falso de genocidio y de ser una fiesta franquista y xenófoba, contraria a la progresía que significa la Andalucía única nacida a partir de 1980.
Denuncio esta falta de respeto con una celebración que en Granada lleva conmemorándose ininterrumpidamente desde el siglo XV y con el actual ceremonial desde 1518 y reclamo que las fuerzas que se autodenominan pro-progresistas dispensen a nuestra fiesta el mismo trato que dispensan en el día de San Clemente a la fiesta de la Toma de Sevilla, acabando con ese discurso intolerable de Toma versus Toma.
