El Proyecto de Integración del Ferrocarril en Granada es una oportunidad perdida y un agravio.
El reciente preacuerdo alcanzado entre el Ayuntamiento de Granada, la Junta de Andalucía y el Ministerio de Transportes para la integración del ferrocarril en la ciudad ha sido presentado como un avance significativo en materia de movilidad y modernización urbana. Sin embargo, una mirada crítica revela que este proyecto supone una oportunidad perdida para una transformación real de la infraestructura ferroviaria y urbana de Granada. A pesar de las promesas de mejora, el enfoque adoptado deja en el aire importantes cuestiones económicas, sociales y medioambientales que ponen en duda la viabilidad y el verdadero impacto positivo del proyecto.
no aborda de manera integral los desafíos que enfrenta la ciudad en términos de movilidad
Uno de los problemas más evidentes del preacuerdo es la falta de una visión ambiciosa a largo plazo. Qué, además, supone un retroceso claro sobre las propuestas iniciales de soterramiento y construcción de una estación sobre un diseño de Moneo (2010). El proyecto se presenta como una solución a los problemas de desconexión ferroviaria de Granada con el resto de España, pero en realidad no aborda de manera integral los desafíos que enfrenta la ciudad en términos de movilidad.
No pasa de ser una patraña mal intencionada, cuando aquí se vende lo que no es sino una manera de privar a Granada de recuperar suelo y librarse de una cicatriz de la que ya nunca se recuperará. Lo propuesto aquí es distinto de lo que se está haciendo en el resto de España en ciudades grandes -como la nuestra- y pequeñas como, por ejemplo, Torrelavega (Santander).
Tenemos el listado. Puede consultarse en la página de ADIF y realmente es vergonzoso lo que se está haciendo en este tema con Granada.
La mera justificación de que de ese modo se hará algo y se hará antes, es grosero e inentendible en aquellos que hasta anteayer mantuvieron una postura bien distinta. Máxime cuando se trata incluso de “teóricos” movimientos o plataformas ciudadanas que no representan a nadie, incluso ni a las cuatro o cinco personas -no más- que la integran.
Granada ha sufrido durante décadas un aislamiento ferroviario que ha limitado su desarrollo y conexión con el resto del país.
Aunque se han hecho esfuerzos para mejorar las conexiones con trenes de alta velocidad, este preacuerdo es más un parche que una solución transformadora. No abordan de manera coherente la necesidad de un sistema ferroviario verdaderamente integrado con el transporte urbano, ni considera el potencial de un tren metropolitano o regional que conecte de forma eficiente a Granada con su área metropolitana y las principales ciudades españolas.
Por otro lado, el impacto urbano desigual, las consecuencias medioambientales y la negación de un urbanismo participativo real, hacen de este proyecto de integración acordado una oportunidad perdida y un agravio más que anotar contra nuestra ciudad, con el que de modo alguno podemos estar de acuerdo.