“Todos los virus nacionalistas se propagan mediante planes estructurados y establecen liturgias y mitificaciones como punta de lanza infectiva en aquellos sujetos especialmente susceptibles o bien por ventajismo o bien por ignorancia de su propia identidad.”
Horizonte Garnata, p 43; Feb 2024.
¿Y quiénes son los más ignorantes de su propia identidad sino los que aún están en proceso de construcción intelectual? ¿Quiénes más propensos a la infección vírica nacionalista que los alumnos que, además, confían el relato que se les “brinda” en su centro educativo?
Estos días circulaba por las redes un torrente de ruido nacionalista financiado por la Junta de Andalucía, más interesada en la construcción nacional que en resolver los demoledores datos en pobreza o los obtenidos en PISA, que encuentra su caja de resonancia en los centros públicos en los que el alumnado recibe la artera manipulación política a través de lo que aparentemente es la inocua, más bien inicua, música que invade espacios que debieran estar completamente libres de manipulación como son los patios de institutos y colegios.
Pasear sin vomitar hoy ante el Juan XXIII en el barrio de la Chana (Granada) era un esfuerzo hercúleo por mantener la integridad de los tímpanos percutidos inmisericordemente por sevillanas que ni se molestan en renovar: la misma basura de hace más de 40 años.