Efemérides Horizonte Garnata
Tal día como hoy, 26 de noviembre de 2024, hace 520 años del fallecimiento, en Medina del Campo (Valladolid), de Isabel l de Castilla, a quien fue otorgado por el papa Alejandro VI el título de reina Católica –y a su esposo, Fernando de Aragón–.
Isabel había nacido el 22 de abril de 1451 en Madrigal de las Altas Torres (Ávila). Tenía por tanto cincuenta y tres años cuando murió, víctima posiblemente de un cáncer de útero.
El 13 de diciembre de 1474, tras la muerte de su medio hermano Enrique IV, veinte años mayor que ella –y al que algunos han dado el sobrenombre del Impotente–, se proclamó reina, no sin haber mantenido largos conflictos, primero con Enrique y, posteriormente, con su sobrina Juana, apodada la Beltraneja, por ser considerada (justa o injustamente, no lo sabemos) hija del favorito real.
Fuera como fuera, Isabel es la reina más importante de la historia de España. Sola, pues su padre había muerto y su madre padecía una enfermedad mental, rechazó a los candidatos que se le ofrecían como posible marido y consiguió casarse con quien ella quiso, Fernando.
Después supo ejercer el poder en un mundo de hombres y gobernar tras una guerra civil. Conquistó Granada en 1492, el último reino musulmán de la Península. Dejó a sus herederos la base de lo que hoy es España. Apostó por la expedición de Colón a América, empresa que algunos veían condenada al fracaso, y plantó así el germen del mayor imperio de la época, en manos de sus descendientes. Una mujer culta e inteligente, una gobernante capaz, por supuesto con sus luces y sus sombras –como la expulsión de los judíos–, pero a quien debemos reconocer sus méritos en el contexto de su tiempo.