LOS LLAMADOS VALORES SOCIALES TIENEN UNA ESPECIAL IMPORTANCIA PARA SITUAR EN EL ESPECTRO POLÍTICO A UN IDEARIO CONCRETO. EN ESTO LA DERECHA NO HA CAMBIADO TANTO COMO LA IZQUIERDA, QUE NO HA DUDADO EN MUTAR SUS PRINCIPIOS PARA ADAPTARSE EN CADA MOMENTO A SUS INTERESES.
JACOBO RATTAZZI
POLITÓLOGO
Es indudable que los conceptos de “izquierda” y “derecha” han ido evolucionando en Occidente, como muchos de los valores de los que han hecho gala los movimientos ideológicos asociados a la política y los partidos, desde que surgieran en la Francia Revolucionaria. De este modo, partidos que antaño se consideraban de centro-izquierda, como el decimonónico Partido Progresista, formado por los liberales progresistas españoles, contrapuestos a su principal rival, el Partido Moderado, de los liberales moderados, se considerarían con los parámetros actuales como ideológicamente de extrema derecha o, al menos, muy cercanos a ésta.
Izquierdas y derechas
Cierto es que, en el plano económico, la izquierda en Europa ha pasado de ser usualmente más liberal que la conservadora derecha, a ser favorable de sistemas económico-sociales más restrictivos de la libertad, como el marxismo o la socialdemocracia, en lugar de un liberalismo cuasi total y de un librecambismo, o con otra visión radicalmente distinta sobre ésta, como el anarcocomunismo; mientras que la derecha, a excepción del fascismo (no sólo antimarxista, sino también anticapitalista y nacionalsindicalista o nacionalsocialista o, en cualquier caso, con ciertos rasgos claramente socialistas), tiende, hoy en día, a ser más económicamente liberal que la izquierda; si bien, la derecha también apuesta mayoritariamente por la socialdemocracia, aunque más limitada y más liberal que la que proponen los izquierdistas.
Difícil resulta imaginarse hogaño a un ultraizquierdista que no sea abortista, feminista, anticristiano, contrario a todo sentimiento patriótico, favorable a la inmigración musulmana en Europa y a la llegada de población no blanca a Occidente y que no demonice en mayor o menor medida la figura de hombre blanco heterosexual
Sin embargo, y sin ir en detrimento de la debida consideración y atención que se merecen estos cambios en las posiciones económicas de la izquierda iniciados con la aparición del movimiento obrero y con las primeras publicaciones de los filósofos Marx y Engels a mediados del siglo XIX, por lo que pretendo concentrarme, en este artículo, en otra parte del concepto del eje izquierda-derecha: en los valores sociales.
Valores sociales
Y es que los valores sociales son también de gran importancia cuando de situar en el espectro político un ideario se trata. En este aspecto, la derecha no ha cambiado tanto como la izquierda. Difícil resulta imaginarse hogaño a un ultraizquierdista que no sea abortista, feminista, anticristiano, contrario a todo sentimiento patriótico, favorable a la inmigración musulmana en Europa y a la llegada de población no blanca a Occidente y que no demonice en mayor o menor medida la figura de hombre blanco heterosexual.
No obstante, no siempre han estado todas estas ideas ligadas a la izquierda; de hecho, en la Unión Soviética el internacionalismo marxista se unía con un sentimiento y espíritu patrióticos que hacían que no resultase extraña la exaltación de héroes nacionales rusos. Así mismo, tampoco fueron inusuales las limpiezas étnicas en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), donde, en ocasiones, se llegaba a deportar a poblados enteros a zonas alejadas de ésta, y en no pocas veces inhóspitas, para reemplazar la población por rusos étnicos. Tampoco estarían los izquierdistas actuales muy satisfechos con la criminalización de los actos homosexuales por Stalin, que penalizó las relaciones entre hombres en 1934.
Aunque es cierto que, en un principio, la Unión Soviética no abanderó tan claramente el patriotismo como lo haría posteriormente e incluso se mostró más permisiva con la religión musulmana que con el cristianismo, pronto esto cambiaría; el islam pasaría a ser tan reprimido como el cristianismo y empezarían a ensalzarse los éxitos militares soviéticos en la denominada “Gran Guerra Patriótica”, que no es otra cosa sino el nombre dado por los rusos a la lucha entre soviéticos y alemanes en el frente oriental durante la Segunda Guerra Mundial.
Escuela de Frankfurt
Cabe, pues, plantearse cuándo comenzaron ideales como la lucha por derechos para homosexuales, el feminismo radical y el multiculturalismo a implantarse en la izquierda.
El origen de la adhesión de estos pensamientos a la izquierda se retrotrae a la Escuela de Frankfurt, surgida en el período de entreguerras y compuesta por pensadores alemanes simpatizantes del marxismo, como Marcuse, quien proponía un feminismo anti igualitario más similar al feminismo de hoy en día que a aquel de las sufragistas de fines del siglo XIX y principios del XX (las cuales abogaban por el derecho al voto de la mujer y la igualdad legal entre ambos sexos).
No obstante, fue en la década de 1960 cuando los actuales valores de la izquierda empezaron a unirse de forma real y decisiva a ésta. En los años 60, el nacimiento del movimiento hippie en los Estados Unidos produjo la propagación de nuevas visiones sociales; entre las que podemos encontrar un nuevo modelo de relaciones personales excluyente de la tradicional estructura familiar, un destacable ecologismo, una exacerbación del pacifismo e inclinaciones promiscuas. Estos pensamientos iban, a menudo, ligados a tendencias anticapitalistas, socialistas y anarquistas.
fue en la década de 1960 cuando los actuales valores de la izquierda empezaron a unirse de forma real y decisiva a ésta
A su vez, con raíces en el comienzo de la década de los 60, se inició, a finales de ésta, un movimiento por parte de distintas comunidades homosexuales de diversas ciudades estadounidenses con la consecución de derechos para gais y transexuales como objetivo.
A todo esto, se sumó el surgimiento de la segunda ola feminista, ésta ya propugnaba el aborto como derecho de las mujeres y la limitación de la libertad de clubes y negocios privados para obligarlos a aceptar mujeres. Esta segunda ola se extendió desde los años 60 hasta finales de los 80 y, aunque no llegó a proponer teorías como la existencia de más de dos géneros y la posibilidad de ser, por el hecho de así sentirse, del género o de los géneros que uno desee o la alteración artificial del lenguaje para eliminar palabras o elementos lingüísticos considerados machistas (éstas, y más ideas, se introducirían en el movimiento feminista en la tercera y cuarta olas; siendo la tercera, de los años 90 a principios de los años 2010, y la última desde poco después del fin de la tercera hasta el presente), sí propuso una relación entre lo que denominaban opresión patriarcal masculina y racismo blanco, sentando los cimientos para muchas de las opiniones del feminismo actual de la cuarta ola.
Expansión
Todas estas corrientes, cuyos miembros, en no pocas ocasiones, simpatizaban en mayor o menor medida con ideas socialistas, se expandieron por todo Occidente y fueron acogidas por diversos partidos y grupos políticos de izquierdas. En Europa Oriental, la difusión de estas corrientes fue inicialmente muy tenue y los partidos de izquierdas tardaron en adoptar sus ideas; ello fue debido, sobre todo, al hecho de que gran parte de Europa Oriental estaba bajo la influencia soviética, de un comunismo contrario a los nuevos valores y perspectivas que estaba empezando a adoptar la izquierda en Estados Unidos y Europa Occidental.
con la caída del comunismo a fines del siglo XX y la disolución de la Unión Soviética en 1991, finalmente algunas formaciones de izquierda comenzaron a incorporar presupuestos que le eran ajenos hasta ese momento
A pesar de la reticencia de los países de Europa del Este para con estos ideales, con la caída del comunismo a fines del siglo XX y la disolución de la Unión Soviética en 1991, finalmente algunas formaciones de izquierda comenzaron a incorporar presupuestos que le eran ajenos hasta ese momento, rasgos del feminismo moderno, a ser partidarias de la multiculturalidad, a considerar la oposición al multiculturalismo como racista e, incluso, intolerable, a promover medidas ecologistas y demás ideas derivadas de los movimientos antes mencionados. Estas ideas son, a principios del siglo XXI, las predominantes entre la gente de izquierdas en el mundo occidental entero.
Persisten, sin embargo, hoy en día, algunos grupos y partidos comunistas en Europa Oriental los cuales conservan el tradicionalismo y el patriotismo, fundamentalmente en Rusia, donde el Partido Comunista de la Federación Rusa alaba la obra de Stalin y se muestra abiertamente contrario a la inmigración ilegal; aunque no de forma única, al haberlos también en otros países, como Grecia, que, pese a no haber sido nunca un país comunista y no haber pertenecido al Pacto de Varsovia y, por tanto, no haber estado bajo influencia soviética, cuenta con un partido político que refleja posturas propias del socialismo soviético, el Partido Comunista de Grecia, contrario a la inmigración, patriótico y en desacuerdo con otorgar derechos a los homosexuales.
En Estados Unidos
Cabe, por último, mencionar el cambio tan significativo que produjo en la política estadounidense el Partido Demócrata, que en el siglo XX había ido abandonando algunas de sus posiciones económicas y empezando a mostrarse más favorable de la socialdemocracia y del intervencionismo estatal que el Partido Republicano. Poco a poco fue asumiendo ciertos valores y concepciones sociales que empezaban a surgir en la nueva izquierda.
Cuando el Partido Demócrata, que en su día apoyara al KuKluxKlan, aprobó la Ley de Derechos Civiles en 1964, vino a ceder con ello algunos de los requerimientos propios de ciertas corrientes izquierdistas y del llamado “movimiento por los derechos civiles” —que se había venido desarrollado entre mediados de los años cincuenta y finales de los sesenta—, en el que el célebre pastor Martin Luther King tuvo un papel notable.
El apoyo del denominado Solid South, o Sólido Sur en español, por el gran y constante soporte de los tradicionalistas sureños de Estados Unidos al Partido Demócrata, llegó a su fin, y el Sur en bloque, por la adopción de muchos de estos valores de la nueva izquierda, pasaría a ser mayoritariamente votante del Partido Republicano, cuyas ideas favorables a la abolición de la esclavitud, habían desembocado tiempo antes, en 1861, en la Guerra de Secesión entre el Sur Confederado y la Unión.
La relatividad de los valores para la izquierda había provocado sus efectos…