En todas las catástrofes naturales lo primero que se tiene en cuenta es la pérdida de vidas humanas que, junto a las personas desaparecidas, son muy elevadas. Acompañamos en su recuerdo a todos los afectados.
Por otra parte, resulta difícil y aventurado cifrar los costes que puede suponer la desgraciada riada que ha impactado a una buena parte de la provincia de Valencia del pasado 29 de octubre. Por citar unos datos generales y así poner en contexto este hecho, podemos decir que ha afectado a casi 500.000 personas (en 70 municipios), más del 18% del total de los habitantes de la provincia, un tercio del PIB provincial, 50.000 empresas y, a nivel de empleo, atañe a más del 30%.
Ya se han publicado diferentes estudios respecto a la afectación de los bienes materiales. Observando lo publicado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) así como la Cámara de Comercio de Valencia, las cifras estimadas globales serían alrededor de 28.000 M€ y 22.000 M€ respectivamente (de ahí que, posiblemente, la Generalitat de Valencia ha solicitado al Estado 31.000 M€)
Y es que la devastación de sobras conocida ha perjudicado a todos los sectores productivos, siendo los más representativos los siguientes:
Además, en España, los Poderes Públicos, desde la crisis de 2008,
han reducido las inversiones en infraestructuras de forma drástica hasta los 5.000-6.000 M€ año.
Se recuperó el nivel inversor con la llegada de los fondos europeos en 2021, doblando estas cifras, tal y como refleja la gráfica.
Si miramos a nuestros socios europeos, este desfase inversor es similar en el resto de países?
Ya deben imaginarse la respuesta. Taxativamente no.
En el estudio realizado por la Fundación BBVA respecto a las inversiones públicas en relación con el PIB de cada país, observamos que España,desde el 2014 hasta 2022, ha reducido su inversión justo a la mitad, pasando de un 3,80% sobre el PIB a menos del 2%.
El gráfico resulta autoexplicativo y debería causar vergüenza a más de uno de nuestros gobernantes y asesores varios.
Asimismo, en España, los gobiernos de turno se han limitado a realizar aquellas inversiones con un claro impacto político hacia los electores, contentando, a su vez, a los gobiernos autonómicos.
Así pues, las inversiones necesarias para garantizar una seguridad a la población en caso de catástrofes naturales como la vivida, han quedado relegadas a coger polvo en el cajón de los ATR (Asuntos que el Tiempo Resuelve) y que desgraciadamente esta vez el Tiempo ha sido determinante para que se desempolven con urgencia (véase la partida de 2.200 M€ para adecentar los cauces de ríos, barrancos, rieras, etc)
Los ciudadanos, los mejores, han respondido ejemplarmente con su colaboración voluntaria y desinteresada con Valencia. ¡Chapeau!
¿Aprenderemos alguna vez de estos desastres? ¿Evitaremos nuevas construcciones en zonas inundables? ¿Mantendremos limpios los cauces fluviales aunque estén secos?
Estoy seguro que, si de ellos dependiera, los ciudadanos responderían afirmativamente.
Hay que hacerles ver a nuestros representantes políticos cuáles son nuestras prioridades, nuestras necesidades de seguridad, independientemente del color político que haya en el poder en cada momento y lugar.
2 respuestas
Han pasado más de dos meses y la situación de los pueblos arrasados va mejorando pero a un paso de tortuga.
las administraciones con sus ingentes recursos económicos ha de acelerar los trabajos pendientes. Y sobre todo agilizar las ayudas monetarias a los afectados que van llegando a cuentagotas
Muy acertado el análisis y esas tablas lo explican todo. En lo que dices que los políticos se dedican a contetar a las autonomías, coincido plenamente. Más interés político que mirar por los intereses del ciudadano. Políticas nefastas que nos mal gobiernan.