MARIANA DE PINEDA ES UNA DE LAS MAYORES EMOCIONES INSTALADA EN EL CORAZÓN DE LOS GRANADINOS DESDE SU INFANCIA, CUANDO OÍAN DE SUS MAYORES EL RELATO DEL TRÁGICO ROMANCE DE LA HEROÍNA
CÉSAR GIRÓN
De Granada Histórica
La tradición popular ha hecho pervivir después de casi doscientos años la memoria de esta mujer, singular en su época, víctima de los absolutistas fernandinos durante el abominable reinado de Fernando VII el Deseado. Mariana de Pineda es una de las mayores emociones instalada en el corazón de los granadinos desde su infancia, cuando oían de sus mayores el relato del trágico romance de la heroína, como canta la popular coplilla:
¡Oh, qué día tan triste en Granada,
que a las piedras hacía llorar
al ver que Marianita se muere
en cadalso por no declarar!
Mariana de Pineda con su muerte entró en la leyenda. Pero su vida no lo fue; todo lo contrario. Fue corta, intensa y comprometida, como si sospechase que no superaría los veintisiete años y tratara de apresurarse a vivirla.
Abolengo
Había nacido el 1 de septiembre de 1804 en Granada, en una blasonada casa de la Carrera del Darro, de la unión extramatrimonial de María Dolores Muñoz y Bueno, natural de Lucena (Córdoba), y de don Mariano de Pineda y Ramírez, capitán de navío retirado y perteneciente a una familia de rancio abolengo. Es precisamente esta circunstancia la que motiva el macabro detalle de ser conducida Mariana al cadalso por una caballería tirada por una mula y no por un vulgar pollino, diferencia reservada para los de noble ascendencia.
Infancia difícil
Las relaciones entre sus padres fueron tortuosas, entrelazadas de pleitos sobre su custodia y la cesión de unas fincas, hasta la pronta muerte de su padre, cuando la pequeña aún no tiene ni dos años. Dispone este en su testamento que Mariana quede bajo la tutoría de su hermano José, quien la deja enseguida en manos de José de Mesa y Úrsula de la Presa, personas de confianza de aquel y regentes de un próspero negocio de abacería y confitería en la ciudad que contaba con varias sucursales.
En casa de los Mesa se cría en un ambiente político liberal, cerca de plaza Nueva, núcleo revolucionario de la ciudad.
La causa liberal
Su belleza serena enamora cuando solo tiene quince años a don Manuel de Peralta, liberal militante y diez años mayor que ella, con quien contraerá matrimonio y tendrá dos hijos, José María y Úrsula María. Tras la temprana muerte de este y tras un breve período de desazón, empieza a militar activamente en las filas de la causa liberal, frecuentando la tertulia política de su marido, de quien toma el testigo. A pesar de los prejuicios que la época impone a una joven viuda, sin abandonar el cuidado de sus pequeños hijos, coge las riendas de la resistencia liberal granadina, ayudando con su inteligencia y férrea voluntad a no pocos de sus compañeros en la causa, al mismo tiempo que en su mente arraigan con más firmeza las ideas de ley, libertad e igualdad.
Persecución
Pronto comenzará el cerco a Mariana por parte del innoble Pedrosa; se suceden distintas causas penales contra ella, fallidas, pues nada se consigue probar de su adscripción y participación en la causa liberal. Es finalmente una delación la que haría desembocar en el final trágico de nuestra heroína: el 18 de marzo de 1831, tras un registro en su domicilio, se encuentra en su casa de la calle Águila número 6 un tafetán aún sin terminar de bordar con las palabras: «Igualdad, Libertad y Ley» con el que los liberales proyectaban alzarse contra el rey absolutista.
Proceso
Tras un proceso judicial, no exento de irregularidades y que desapareció de la Real Chancillería de Granada a principios de este siglo, es condenada a morir por garrote, llevándose a efecto la condena el día 26 de mayo de 1831 entre el Campo del Triunfo y la puerta de Elvira, tras fallar un plan urdido por sus compañeros para liberarla en el último momento.
Ejecución
En el lugar donde fue ejecutada la heroína Mariana de Pineda fue erigida una cruz en testimonio de tan trágico acontecimiento. La plaza fue remodelada por el alcalde de Granada don Antonio Jara Andreu el día 19 de mayo de 1988.
Parafernalia
Aun después de su muerte los restos de Mariana no tuvieron descanso. Pasaron de ser enterrados en el cementerio de Armengol —en el Campo del Triunfo— a la iglesia de las Angustias, después al Sagrario y finalmente a la Catedral, donde reposan desde 1856.
El arca en la que se recogían, y que año tras año se sacaba en comitiva, está hoy en la casa de Mariana Pineda en el número 19 de la calle Águila.
Leyenda
Tras el momento mismo de su muerte la heroína era ya leyenda popular. Y hoy en Granada, aparte del recuerdo que ha pasado de generación en generación en la letra del conocido romance de Mariana, nos queda el monumento levantado en honor de esta abanderada de la libertad por el Ayuntamiento Constitucional en 1841 en la plaza que lleva su nombre, que conmemora también el recuerdo de todos aquellos que dieron su vida por dicha causa.