Napoleón III y Eugenia de Montijo (Granada 1826 – Madrid 1920), nunca visitaron nuestra ciudad a pesar de haber expresado la imperial pareja su deseo de hacerlo. Las complicaciones políticas y personales que los rodearon y el estar inmersos en los asuntos de Francia y Europa, lo impidieron.
Además, la inestabilidad política en España y los desafíos diplomáticos podrían haber disuadido cualquier visita. Eugenia nació en nuestra ciudad, se marchó con cinco años, pero nunca regresó físicamente. Sin embargo, su legado sigue vivo en la historia de Granada, aunque solo sea como una curiosidad.
Resaltamos con el breve dossier que sobre ella sigue, su figura como mujer determinante de su tiempo que junto a su esposo, el emperador, y su hijo, el príncipe Napoleón Eugenio Luis, siempre quiso venir a Granada. Algo que no pudo ser.
Valga este número de HG como anticipo de la efeméride de su nacimiento que habrá de conmemorarse, esperemos, en 2026.
EUGENIA, UNA PERSONALIDAD A EXALTAR
Granada debe un homenaje a la memoria de emperatriz Eugenia. Es preciso que alguien con autoridad suficiente tome la iniciativa para glorificar el recuerdo de esta mujer ilustre.
La granadina que un día fue emperatriz de los franceses y admiración del mundo, la que en horas de adversidad supo mantenerse resignada y serena, conquistando el respeto de todos, merece algo más que una sencilla inscripción en una lápida o una impersonal calle en el centro de una Granada que ella no conoció. Con estas líneas no se le puede rendir más que un homenaje sentimental y romántico.
Que recoja la idea quien tenga medios para conseguir que en Granada se honre y perpetúe la memoria de esta gloriosa dama que abrió sus ojos a la vida bajo el hermoso cielo granadino.
En 2026 habrá oportunidad. Esperemos…
A