GRANADA 125 AÑOS DESPUÉS DE GANIVET

EL DÍA 29 DE NOVIEMBRE SE CUMPLIRÁN 125 AÑOS DE LA MUERTE DE ÁNGEL GANIVET. EL TRÁGICO SUCESO EN EL QUE EL ESCRITOR Y PENSADOR GRANADINO PERDIÓ LA VIDA OCURRIÓ EN LA CIUDAD DE RIGA, EN LETONIA. A LO LARGO DE LAS PÁGINAS QUE SIGUEN REMEMORAMOS AL PERSONAJE Y QUEREMOS PROVOCAR LA COMPARACIÓN DE SU CIUDAD NATAL CON LA ACTUAL.

Redacción HG

La evolución de una ciudad a lo largo de 125 años es, normalmente, un testimonio de su capacidad para adaptarse y crecer. Los cambios en la arquitectura, tecnología y cultura reflejan su progreso. Calles antiguas pueden convertirse en modernos bulevares y la transformación de industrias tradicionales puede dar paso a una economía diversificada. La ciudad puede enriquecerse con la llegada de diferentes culturas, generando una rica variedad social y creativa. Además, la sostenibilidad y la planificación urbana juegan un papel crucial en la creación de un entorno habitable.

La Granada que Ángel Ganivet describe en su obra «Granada la Bella» es un retrato apasionado y lírico de la ciudad que le vio nacer. Ganivet pinta un escenario de belleza única, con calles estrechas y empedradas que serpentean por el Albaicín, donde las casas blancas se apiñan junto a patios llenos de flores. La majestuosidad de la Alhambra y sus jardines encantados son celebrados en sus páginas. Esta Granada es una amalgama de culturas, donde la historia árabe se entrelaza con la influencia cristiana, creando una ciudad llena de encanto y misterio. La prosa de Ganivet ilumina la Granada que él ama, convirtiéndola en un destino literario imprescindible. Y todo ello sin negar los problemas que, también, nuestra ciudad tenía por entonces.

La transformación vivida entre 1898 y 1975 por Granada fue notable. Nuestra ciudad pasó de ser un lugar, en buena medida anquilosado, sumido en la historia y la tradición, a configurarse como una urbe con rasgos ciertos de modernidad por su urbanismo esponjado, unos transportes y comunicaciones más o menos acorde con su dimensión, y una ciudad que mantuvo su reconocimiento como ciudad de servicios.

Sin embargo, la economía granadina no se diversificó de modo acorde y no llegó a alcanzar los niveles óptimos que debió alcanzar. No obstante, sí que llegó a mantener su prestancia y su pujanza.

la transformación vivida entre 1898 y 1975 por Granada fue notable

Lo sucedido en los últimos cincuenta años —entendido el guarismo como el período transcurrido desde 1975 a nuestros días— debe ser considerado en términos netos negativos. Cierto que todo el país ha avanzado y dentro de él, también, Granada, pero no como lo han hecho otros territorios cercanos. La regresión de Granada sobre lo que ya tuvo y conquistó hasta el advenimiento de la autonomía andaluza, es patente.

La autonomía se estableció genéricamente en 1979-1980, y ha marcado una nueva era en la historia de la región granadina, con notables pérdidas para Granada

La autonomía se estableció genéricamente en 1979-1980, y ha marcado una nueva era en la historia de la región granadina, con notables pérdidas para Granada. Las preocupaciones al respecto son numerosas. Una de las principales es la relativa al déficit de inversiones en infraestructuras de toda índole. A lo largo de las décadas, Granada ha luchado por recibir una parte justa de la inversión pública, especialmente en comparación con otras ciudades de la ex novo región andaluza como Sevilla o Málaga. La falta de inversión en proyectos de infraestructura críticos, como el tren de alta velocidad (AVE), ha sido un punto de controversia. Y lo mismo puede señalarse en otros ámbitos.

Por otro lado, la merma institucional padecida por Granada y su región, ha llegado a alcanzar términos groseros, lo que ha conducido a una profunda preocupación por la pérdida de peso político de Granada en la toma de decisiones.

la merma institucional padecida por Granada y su región, ha llegado a alcanzar términos groseros

A medida que Andalucía ha beneficiado a las capitales provinciales de mayor peso político, como Sevilla y Málaga, Granada ha visto disminuida su influencia que la ha llevado a una constatable marginación.

Precisamente sobre ello queremos proyectar la reflexión entre aquella ciudad de Ángel Ganivet de hace 125 años, tan distinta de la actual en mucho, pero tan parecida en tanto otro en orden a la acumulación de factores de decadencia. Sirva el pensamiento finisecular del filósofo granadino en relación con España, para meditar sobre lo que Granada era; y más especialmente sobre lo que ahora somos y hacia dónde nos conducen en orden a los desafíos y oportunidades que deberíamos enfrentar como ciudad.

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