AGRADEZCO EN MI NOMBRE, TAMBIÉN COMO PATRONO DEL AVE MARÍA Y EN EL DE LA COMUNIDAD AVEMARIANA, DE LA QUE CADA VEZ MÁS INTEGRANTES NOS VENIMOS REUNIENDO PARA TRATAR DE RECONDUCIR NUESTRA QUERIDA INSTITUCIÓN AL AVEMARIANISMO, SU DEDICACIÓN A LAS ESCUELAS DEL AVE MARÍA Y LA INSTITUCIÓN MANJONIANA.
CÉSAR GIRÓN
Avemariano. Patrono del Ave María
JOSÉ MEDINA VILLALBA
Un granadino enamorado de Granada
A sus 87 años, José Medina Villalba sigue siendo una referencia viva de lo que significa ser un maestro en el más profundo y noble sentido de la palabra. No solo porque fue quien me enseñó a leer, quien me instruyó de niño junto a otros entrañables pedagogos, sino porque ha dejado una huella imborrable en generaciones de alumnos de las Escuelas del Ave María, institución que para él no es solo un lugar de trabajo, sino el espacio que vio su nacimiento y crecimiento, un lugar que forma parte de su ser, el mismo en el que sus padres, hermana e hijos también dedicaron su vida.
José Medina Villalba es más que un educador: es el último faro del verdadero avemarianismo, aquel que se fundó bajo la visión y el legado de Andrés Manjón, un hombre cuyo enfoque pedagógico buscaba formar individuos con principios, valores y una profunda conexión con su entorno. “Hombres de pro para la sociedad” como dijo el fundador Andrés Manjón. Y en José Medina vemos reflejados estos ideales. Su vida ha sido ejemplo de humildad, de trabajo honrado y constante, y de una inquietud cultural que lo sigue moviendo, a pesar de su edad. Es un personalidad cuya pasión por el conocimiento nunca ha menguado; que su curiosidad por el mundo sigue encendida día a día con sus escritos y creaciones con las que nos deleita en las redes sociales. Sigue siendo una fuente de inspiración para todos aquellos que tuvimos el privilegio de estar bajo su tutela y un libro, un referente para que aquellos que no lo estuvieron, apreciar su enorme perfil humano e intelectual.
Hoy, cuando el tiempo parece haber pasado rápido, “Don José” sigue representando lo mejor de aquella tradición manjoniana, siendo la antorcha viva que ilumina el camino del verdadero avemarianismo. No es solo un maestro de las letras y de las artes creativas, sino un maestro de la vida, un corredor de fondo, de supervivencia en unos principios que muchos olvidan, pero que en él son inmanentes. Sus enseñanzas fueron siempre más allá de los libros, están en su ejemplo diario de integridad, nobleza, de probidad de trabajo incansable, de generosidad y de compromiso con su comunidad, en general, y la avemariana.
Su vida ha sido ejemplo de humildad, de trabajo honrado y constante, y de una inquietud cultural que lo sigue moviendo, a pesar de su edad
Ayer se homenajeó en el Parque García Lorca, uno de sus personajes literarios de referencia, por la asociación CREA. Fue un homenaje justo y oportuno en el que se recordó a José Medina Villalba como el hombre que no solo enseñó a leer y escribir, sino de quien mostró su vida como modelo de dignidad y valores, conformando un ejemplo que seguirá inspirando, hoy y siempre, a todos los que tuvimos ―y tenemos― la fortuna de conocerlo, apreciarlo y aprender de él.
Escribo en unos minutos estas pocas palabras espontáneas que brotan de mi corazón para dejar constancia de las que debí improvisar en el sugerente entorno vegano de la Huerta de San Vicente. Podría haber hecho un reconocimiento más intimista y personal dadas mis vivencias con el amigo, vecino y sanitario que ocupó buena parte de momentos entrañables de mi niñez y del sentir mi familia, pero más que deseo distinguirlo como maestro, como formador eximio y como granadinista, por mor de ser un granadino enamorado de su Granada. Mi más cariñoso testimonio de afecto por aquel a quien tantos debemos tanto, por “José Medina Villalba”.
