EL INTENTO DE IMPLANTAR EL «ANDALUSÍES» COMO IDIOMA OFICIAL EN ANDALUCÍA ES UN DESPROPÓSITO QUE ATENTA CONTRA LA UNIDAD DEL ESPAÑOL Y SUPONE UN GASTO INNECESARIO. GRANADA, CUNA DE RIQUEZA CULTURAL Y LITERARIA, RECHAZA ROTUNDAMENTE ESTA OCURRENCIA, PRIORIZANDO LA EDUCACIÓN Y EL DESARROLLO REAL FRENTE A IDEAS SIN FUNDAMENTO.
La reciente propuesta de Alejandro Rojas Marcos de considerar el «andaluz» como un dialecto en lugar de una modalidad del español no solo es absurda, sino profundamente irresponsable. Su declaración de que «él no habla castellano, sino andalú» roza la estupidez más sublime por su carácter disparatado y carente de fundamento lingüístico. Este intento de fragmentar el idioma español en base a peculiaridades regionales no tiene sentido alguno y supone un innecesario dispendio de dinero público.
Dialecto
Tratar de imponer el «andaluz» como un dialecto propio es una estrategia política vacía, carente de base lingüística y que solo alimenta divisiones.
El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, haría bien en no ceder al chantaje de quienes, en nombre de un falso regionalismo, pretenden dividir lo que es patrimonio común de todos los hispanohablantes. El español, en todas sus variantes, es un idioma que nos une y nos sitúa como una de las grandes culturas del mundo. Tratar de imponer el «andaluz» como un dialecto propio es una estrategia política vacía, carente de base lingüística y que solo alimenta divisiones.
En Granada, una ciudad que ha sido cuna de escritores universales como, Pedro Soto de Rojas, Federico García Lorca, Francisco Ayala y tantos otros, no podemos ni debemos tolerar esta iniciativa. Nuestra riqueza lingüística, que incluye modismos y giros locales, no necesita de etiquetas artificiales que solo buscan generar controversia. Destinar recursos públicos a tal propósito sería un acto irresponsable, máxime cuando hay necesidades más urgentes para atender en nuestra tierra.
Creo que los granadinos debemos movilizarnos. Caminar juntos en esta nueva idea que significa la inculturación definitiva de lo irreal para sobreponerse sobre lo real. Lo inventado sobre lo existente. La ignominia sobre la razón.
Recibí un mensaje de un amigo, defensor a ultranza de lo granadino desde la honestidad y la razón, diciendo que no iba a permitir que esa descabellada idea se implantara y que fuese adelante. Yo me sumo a esa lucha por venir. Tampoco lo toleraré. Comienzo con este artículo. Creo que los granadinos debemos movilizarnos. Caminar juntos en esta nueva idea que significa la inculturación definitiva de lo irreal para sobreponerse sobre lo real. Lo inventado sobre lo existente. La ignominia sobre la razón.
Protejamos nuestra identidad cultural, sí, pero desde el respeto al idioma común, el español, y a la inteligencia colectiva, que se llame andaluza y que no nos corresponde, nos proteja de la estupidez gubernamental.
Es necesaria la defensa del español frente al desvarío del andaluz como dialecto.