EL POPULAR CRISTO DEL CONSUELO SE VENERA EN LA IGLESIA DE LA ABADÍA SACROMONTANA, CON LA QUE RISUEÑO ESTUVO VINCULADO POR EL INGRESO Y ESTUDIOS DE SUS HIJOS. LA TALLA DEL CRISTO, SERENO, COMO DORMIDO, EN EL INSTANTE MISMO DE LA RELAJACIÓN TRAS LA EXPIRACIÓN, LO HACE UNA OBRA MAGNÍFICA, DE HUMANA EXPRESIÓN.
CÉSAR GIRÓN
De Granada Histórica
Uno de los desfiles procesionales que goza de mayor raigambre popular en Granada, es el de la Insigne, Pontificia, Real e Ilustre Cofradía del Santísimo Cristo del Consuelo y María Santísima del Sacro-Monte, conocida como la de «Los Gitanos». Su titular es la talla de Risueño que se venera en sobrio altar de la nave lateral derecha de la iglesia abacial ilipulitana, ubicada en el monte de Valparaíso.
Contexto cofrade
Fundada la Hermandad en 1939, realizó su primera salida desde la iglesia de la Anunciación de la Abadía del Sacro-Monte el año siguiente en un recorrido que la llevó al centro de la ciudad pasando por la placeta del Salvador, la cuesta de la Alhacaba y la Gran Vía, para regresar de madrugada nuevamente a su templo del monte Ilipulitano. Aunque está erigida canónicamente en el templo sacromontano, a causa de la gran extensión de su recorrido, ha variado su lugar de salida en numerosas ocasiones, haciéndolo desde
La Hermandad de los Gitanos tradicionalmente desfiló con la imagen del famoso Cristo del Consuelo de José Risueño que puede contemplarse en su sobria capilla de la iglesia de la Abadía. En la actualidad lo hace con una réplica, obra del imaginero granadino Miguel Zúñiga Navarro realizada en 1990.
las iglesias de San Antón, Santo Domingo, San Miguel el Bajo, el Salvador, San Matías, las Carmelitas Descalzas e incluso desde un cocherón de la placeta de Cuchilleros, hasta recalar en su actual lugar de salida, la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, desde la que hace su estación de penitencia a la Catedral y al monte de Valparaíso, el Miércoles Santo.
La obra original, que algunos fechan en 1695 y otros historiadores unos tres años más tarde, en 1698, hubo de ser restaurada primero por Aurelio López Azaustre, en 1969, y posteriormente en 1995 por Carmen Bermúdez, Amelia Cruz e Inés Osuna, por iniciativa de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. La réplica de Zúñiga, por puntos, no desmerece en su contemplación devocional, la creación de Risueña a la que releva de su peligrosa presencia en las calles. La hermandad sumó en 1982 al desfile la imagen de María Santísima del Sacromonte, también de Zúñiga Navarro.
Magníficum opus
Esta talla del divino redentor es una de las obras más importantes de la imaginería barroca procesional granadina. Su creador, Risueño, que es discípulo de Alonso Cano y bebe de la influencia de Diego de Mora, presenta al cristo en su aspecto humano, en la concepción de la muerte como un hecho humano. presenta como características más destacadas su color céreo y tener sus pies separados, de modo que queda clavado a la Cruz por cuatro clavos, en una presentación muy del gusto creativo e innovador como Velázquez.
Su anatomía es sosegada, correcta y reveladora de la humanidad del hijo de Dios. Sus carnaduras magras y su policromía, entre cérea y gris, llevan al contemplador a deducir que el cristo hombre, murió sólo unas horas antes al momento en que se observa.
De un tamaño poco más pequeño que el natural, está confeccionado en madera de pino, salvo el paño de pureza que es de lino encolado, representándose con corona y sin potencias, lo que acrecienta su vertiente humana. Su anatomía es sosegada, correcta y reveladora de la humanidad del hijo de Dios. Sus carnaduras magras y su policromía, entre cérea y gris, llevan al contemplador a deducir que el cristo hombre,
José Risueño (1665-1732) nació en Granada, en la parroquia del Sagrario, en cuya iglesia fue bautizado el 18 de abril de 1665. Era el segundo hijo de Manuel Risueño y Felipa de Alconchel. Su padre está censado como carpintero, pero realmente era escultor y ensamblador de retablos. De él comenzaría a aprender su oficio. Mantuvo desde la infancia relación con José y Diego de Mora, Juan de Sevilla, Atanasio Bocanegra y otros artífices de la generación de sus padres. Su gran valedor sería Martín de Ascargorta, arzobispo de Granada, desde 1693. A lo largo de su vida casó dos veces. Uno de sus hijos, José Andrés, ingresara a los quince años en el colegio del Sacromonte y acabara recibiendo el orden sacerdotal. A pesar de todo, en 1721, cansado tal vez del áspero trabajo, Risueño trató de obtener una sacristía que le fue denegada por el cabildo catedralicio. el 5 de noviembre de 1732, cuando contaba sesenta y siete años. Al día siguiente fue enterrado en la parroquia de Santa Ana. Su estilo tanto bebe de la mejor tradición granadina como se abre a una tendencia europeizante más movida y actual, que hoy día es objeto de análisis por la historiografía. Resaltan trabajos muy recientes sobre su figura y obra, como los de Francisco Manuel Valiñas López.
murió sólo unas horas antes al momento en que se observa. La sangre no es un elemento dramático que descomponga la creación, que busca más la dimensión de la serenidad ante el destino, he ahí que aparezca exento del dramatismo trágico que se imprimen a otras creaciones crucíferas. El autor trata de generar la devoción desde la asimilación de la naturalidad de la vida y no desde el dramatismo del sufrimiento.
Espectáculo taumatúrgico
La fama de cofradía granadina de los Gitanos llega a todos los confines del mundo. Su verdadero centro de interés ha sido y será siempre su particular barrio gitano del Sacromonte y su discurrir por Valparaíso, las Siete Cuestas, el Vía Crucis del camino, la capilla del Santo Sepulcro, entre cruces monumentales, cuevas, pitas, chumberas y el interminable rosario de saetas y bailes que le acompañan en su tránsito iluminado por incontables hogueras conforman un ambiente misterioso y una taumatúrgica representación, sin igual. Especialmente, si se contempla desde el paraje del Avellano.
