EL GOBIERNO HA AMPLIADO HASTA EL 27 DE ENERO EL PLAZO PARA QUE LAS ASEGURADORAS PRESENTEN OFERTAS AL NUEVO CONCIERTO SANITARIO DE MUFACE, TRAS LA RETIRADA DE ADESLAS Y DKV POR CONSIDERARLO ECONÓMICAMENTE INVIABLE. LA MINISTRA DE SANIDAD, MÓNICA GARCÍA, HA AFIRMADO QUE LA SANIDAD PÚBLICA PUEDE ASUMIR A LOS MUTUALISTAS DE MUFACE SI LAS ASEGURADORAS NO RENUEVAN EL CONCIERTO. AUNQUE, TODO APUNTA A QUE POR RAZONES IDEOLÓGICAS, QUIERE ELIMINAR ESTE SISTEMA.
El otro día estuve en MUFACE. Se respiraba un ambiente de frustración y desánimo, como de cierre por liquidación. Había muchos mutualistas esperando con gran incertidumbre para preguntar sobre su futuro, qué debían hacer. Y todos coincidían también en lo mal que lo está haciendo el Gobierno, que en lugar de arreglar lo que está estropeado, como es su obligación, estropean lo que está arreglado. ¿Por qué está ocurriendo esto, a qué obedece, quién lo ha provocado?, se preguntaban.
Incertidumbre
La incertidumbre es una sensación que provoca mucha ansiedad, preocupación e impotencia, porque no sabes qué hacer, y así se encuentra desgraciadamente el colectivo de mutualistas que están en el aire, desamparados, sin saber qué van a hacer con ellos.
MUFACE (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado) es un organismo autónomo de la seguridad social dependiente del Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública a través de la Secretaría de Estado de Función Pública.
Según un informe reciente del ministerio de Salud, se fundó en julio de 1975, cuando el Sistema Nacional de Salud era todavía un embrión de lo que es en la actualidad. Su objetivo era juntar en un único organismo a las distintas mutualidades y montepíos a las que pertenecían los empleados de los Ministerios y los funcionarios. El 90% del colectivo presentaba una asistencia sanitaria deficiente, muy inferior a la del resto de los ciudadanos, por lo que se buscaba acabar con estas desigualdades.
No entro en debate sobre el funcionariado ni sobre MUFACE: derecho, privilegio, justificación, necesidad, desigualdad, privatización encubierta, etc… que ahora no es su momento. Me centraré en la controversia actual sobre la continuidad o no de la atención médica de las compañías aseguradoras.
Abandonos
Las mutuas se niegan a participar en la licitación para renovar el concierto que tienen con el gobierno porque este ha ofrecido finalmente una subida del 33%, mientras que ellas piden el 40%, alegando que sufren pérdidas y que les viene costando el dinero desde hace tiempo.
¿Se están aprovechando las empresas mutualistas de la situación para exprimir al Gobierno o es el Gobierno quien aprovecha la oportunidad para obligar a las mutuas a que se retiren, y así acabar con el sistema culpándolas a ellas de este desastroso final?
Dejemos por sentado en primer lugar que una empresa se crea para ganar dinero. Pero hagamos un poco de historia. Ya ha habido en MUFACE otros tiempos de crisis parecidos por infravaloración del modelo, aunque ninguno tan grave como el actual.
A finales de los 90, la Mutualidad contaba con varias aseguradoras: ASISA, ADESLAS, SANITAS, CASER, MAPFRE, DKV e IGUALITARIO CANTABRIA (posteriormente AXA). En 2009, MAPFRE y CASER abandonaron el concierto aduciendo pérdidas.
En 2013 abandona SANITAS por el mismo motivo, infrafinanciación del modelo. Y en 2021 lo hace AXA porque les resultaba imposible garantizar un servicio a los mutualistas con las condiciones que fijaba el convenio. A partir de entonces quedaron solo ADESLAS, ASISA y DKV, las que en este momento plantean también su retirada argumentando idénticos motivos históricos: pérdidas económicas motivadas por la infravaloración del modelo sanitario del Gobierno.
Es comprensible también su argumentación porque en los últimos 12 años los funcionarios que eligen las compañías privadas han bajado un 20%. Por ello, los clientes mutualistas cada vez son más viejos y, en consecuencia, con más enfermedades y achaques, y menos rentables para estas empresas aseguradoras.
Desigualdad
El gasto en sanidad pública ha crecido un 41% desde 2018 frente al 16% de MUFACE. En concreto, mientras el gasto per cápita en la sanidad pública se ha incrementado un 41%, 1.736 euros, las primas de la MUFACE han aumentado un 16%, 1.030 euros. Hay una diferencia significativa.
También hay que añadir aquí que los funcionarios jubilados pagan el 30% del valor de los medicamentos recetados por el médico, mientras que los de la seguridad social solo pagan el 10%. Una ventaja para el Gobierno.
Los funcionarios concentrados el otro día ante las puertas de la Delegación del Gobierno en Pontevedra dijeron que “el Gobierno paga por un paciente de Muface 1.020 euros y por un paciente de la Seguridad Social casi 2.000 euros; nosotros pagamos los medicamentos hasta que nos morimos, ¿cuánto paga un jubilado de la Seguridad Social?, cero.”
Desde la patronal ASPE aseguran que MUFACE ahorra al Estado más de 890 millones de euros anuales.
Los altos funcionarios afirman también que no existen razones ni económicas ni jurídicas para que el Gobierno ponga fin a MUFACE. «La renovación del concierto es deseable desde el punto de vista asistencial y también económico, y no existe ninguna evidencia que cuestione su sostenibilidad”.
Yo estuve en la concentración de mutualistas a las puertas de MUFACE en Granada y allí estaban todos los sindicatos, donde anunciaron movilizaciones en caso de no llegar a un acuerdo.
Ante todos estos argumentos y todos estos datos, no he visto respuesta alguna ni justificación por parte del Gobierno.
Por tanto, creo razonable reconocer como certero y lógico el argumento de las mutuas, y que está dentro de la normalidad en la negociación de la contratación de un servicio entre una empresa y el Gobierno, como lo vienen haciendo todas las empresas que contratan con el Estado. Y ello no debería ser ningún problema para nadie, puesto que se puede y se debe negociar la situación real actual y llegar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes, sufragando los nuevos costes íntegramente el gobierno, con aportación de los mutualistas o como se estime más conveniente.
Cuestión ideológica
¿Cuál es el problema entonces? El problema no es jurídico, técnico, sanitario ni económico, sino político. Una cuestión política, ideológica, que se está gestionando abruptamente, de forma desordenada, precipitada y sin tener en cuenta a los principales interesados y sus derechos, los mutualistas. Se están conculcando deliberadamente los derechos adquiridos por los funcionarios. Todo parece indicar que quieren cargarse MUFACE.
Edmundo Bal, abogado del Estado, cree que en realidad se trata de un «conflicto ideológico» planteado por el ala de Sumar del Gobierno, con la ministra del ramo, Mónica García, al frente. Bal ve también la posibilidad de introducir copagos en el sistema como aporte de soluciones.
Por tanto, parece más bien que nos situamos en la segunda parte de la pregunta que nos formulábamos anteriormente, que es el Gobierno quien está aprovechando la oportunidad para obligar a las mutuas a que se retiren y así acabar con este modelo de asistencia sanitario.
Yo accedí al cuerpo de funcionarios del Estado, en el área de educación, por oposición libre en 1977, y
con ello conseguí los derechos que me correspondían por mi nueva condición de funcionario, y pasé a formar parte del Mutualismo Administrativo. Eso implicaba que, como mutualista, dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS), al ser este mixto, podía elegir libremente para mi familia entre asistencia sanitaria concertada o asistencia sanitaria pública.
Yo elegí ADESLAS y en esta mutua me he mantenido junto a mi familia hasta la actualidad. Aquí nos han atendido desde los resfriados más simples hasta enfermedades más complicadas de cirugía como hernia, próstata, cateterismos e infarto. Aquí se encuentra mi historial médico y el de mi familia, los médicos nos conocen a la perfección y nosotros conocemos a los médicos, y nuestra salud está de este modo controlada y normalizada, de lo que nos sentimos muy felices y orgullosos. Y este es un derecho adquirido por la ley y por el uso al que no pienso renunciar, ni creo que nadie puede quebrantar ni refutar, porque se puede demandar ante la justicia por vía penal.
Mutualismo como mecanismo
“Al adquirir la condición de funcionario de carrera de la Administración General del Estado pasas obligatoriamente a formar parte del Mutualismo Administrativo que es el mecanismo de cobertura del Régimen Especial de la Seguridad Social para los funcionarios Civiles del Estado. El modelo de asistencia sanitaria de MUFACE, dentro del Sistema Nacional de Salud es mixto, lo que significa que como mutualista puedes elegir libremente entre Asistencia sanitaria concertada/Asistencia sanitaria pública. Puedes elegir libremente entre: Servicio público de salud, ADESLAS, ASISA y DKV”. Así reza en el folleto de la GUÍA DE BIENVENIDA AL MUTUALISTAS DE NUEVO INGRESO (agosto 2024).
Y Pedro Sánchez, con su Gobierno trilero sanchista, pretende cargarse el sistema conociendo nuestros derechos e intereses legales y vitales, sin importándole un comino, aunque no se lo vamos a perdonar nunca.
Pero si tanto empeño tienen y tan seguros están del cambio, la solución más fácil y viable, y no impuesta, sería la de dotar al Sistema Nacional de Salud de recursos personales y materiales suficientes para que preste una mejor y más eficaz atención a los asegurados. En definitiva, atenderlos igual o mejor que lo están haciendo las mutuas; verán cómo nadie elegiría la atención concertada.
O también, ¿Por qué no hacen el cambio provocando el menor daño y molestias posibles, modificando la norma y cortando el acceso de los nuevos funcionarios al sistema de elección de MUFACE, dejando que se vaya extinguiendo el modelo hasta que muera el último de los funcionarios acogido a su derecho a este tipo de asistencia sanitaria?
¿Por qué?
¿Por qué está pasando esto? ¿Quién lo ha demandado, en qué programa electoral iba incluido, y quiénes son los muñidores de esta estrategia de hondo calado y que afecta a un sector tan importante en número de la ciudadanía? Los que están más a la vista son el ministro de Función Pública, Óscar López, del PSOE, y la ministra de Sanidad, Mónica García Gómez, que formó parte de Podemos, Más Madrid y finalmente de Sumar. Este último, partido político izquierdista, de corte populista comunista, aglutina una veintena de fuerzas diversas y organizaciones, y obtuvo en las pasadas elecciones generales el 4º puesto, con el 12,31% de los votos y 31 diputados.
Los comunistas del Gobierno quieren vernos a todos “por igual”, uniformados con nuestros monos de trabajo en las salas de espera de los centros de salud y hospitales públicos, y Sánchez se lo permite para que le aprueben sus presupuestos, para que lo mantengan en el poder. Porque Óscar López, ministro del ramo, no pinta nada; en los asuntos de la permanencia en el poder, el “puto amo” es el que parte el bacalao.
Esta pueda que sea otra de las razones, la aprobación de los presupuestos generales del estado, de ahí la prórroga de la nueva licitación hasta finales de enero, y de la garantía de atención sanitaria a los mutualistas hasta finales de marzo, ajustando las prórrogas al tiempo de negociación política para la aprobación presupuestaria.
Esta ministra de Sanidad viene defendiendo abiertamente la posibilidad de un cese del sistema de mutualidades de MUFACE. Recientemente este Ministerio ha publicado un informe en el que asegura que el modelo actual de atención sanitaria para funcionarios por aseguradoras «no es sostenible” y que su fin es «tanto viable como razonable», que el Sistema Nacional de Salud tiene capacidad para prestar ese servicio y, por tanto, abogaba por incorporar a todos los funcionarios en el sistema nacional de salud.
Pero ¿quién es esta señora para pretender esto, en qué se apoya, que porcentaje de ciudadanos la respaldan?
Óscar López
El otro miembro del binomio es el ministro para la Transición Digital y de la Función Pública, Óscar López, el mando a distancia de Sánchez, que está dando muestras con este asunto de lo que puede hacer con el PSOE y la Comunidad de Madrid. Un paracaidista político que no sabe dónde va a aterrizar, cuyo mérito reconocido es su docilidad y fidelidad al mando de su “amo”, al que conoció cuando era asesor del Partido de los Socialistas Europeos. Rubalcaba ya lo designó como secretario de organización en el Congreso Extraordinario del PSOE en 2012, de donde lo quitó Sánchez en 2014. Seguramente por eso se lo pagó en 2017, actuando contra él como jefe de campaña de Patxi López, aunque aquí no le salió la jugada y perdió.
No obstante, aprendió la lección y demostró su habilidad para dorar la píldora logrando que Sánchez lo perdonara, cosa rara, para que este lo nombrara en su segundo Gobierno jefe de Gabinete de Presidencia, su jefe de Gabinete. Ante su buena servidumbre, fue premiado con el ministerio de Función Pública, en sustitución de Escrivá, y actualmente toma tierra en el PSOE de Madrid, cumpliendo órdenes de su “puto amo”, una vez desbancando Juan Lobato.
Este López, que no sabe cómo hacer, en un sinvivir, está enviando » mensajes de tranquilidad» a los funcionarios mutualistas de Muface, asegurando que «están» y «van a seguir estando cubiertos», mientras el Gobierno está preparando una nueva licitación del servicio, ganando tiempo, para «sacar adelante un nuevo convenio».
Mientras tanto, en una incertidumbre agónica, los mutualistas esperamos tensos y ansiosos el devenir de nuestro futuro en la atención de uno de nuestros derechos fundamentales, como es el de la salud.