TRUMPISMO Y POSVERDAD

EL FENÓMENO SOCIOPOLÍTICO DEL TRUMPISMO AVANZA COMO OTROS MOVIMIENTOS POPULISTAS SIRVIÉNDOSE DEL EMPLEO INDISCRIMINADO DE LA POSVERDAD. ALGO QUE TODOS DEBEMOS COMBATIR PARA BENEFICIO DE LA SOCIEDAD.

LOLA RÍOS
Sociólogo

Trumpismo es el término utilizado para describir el movimiento político y sociocultural liderado por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Durante su presidencia de 2017 a 2021, Donald Trump desarrolló una plataforma conservadora basada en un fuerte nacionalismo, una retórica anti-inmigración y una promesa de restaurar la grandeza perdida de Estados Unidos.

Como ideología se ha caracterizado por su retórica polarizadora y su énfasis en el «America First», una filosofía nacionalista que se enfoca en los intereses del país norteamericano y su pueblo haciéndolos prevalecer sobre los globales. Para ello Trump no dudado en criticar a los inmigrantes ilegales y ha llegado incluso a proponer polémicas medidas para limitar las migraciones humanas con destino a Estados Unidos, tales como el concluir el muro en la frontera con México para impedir el acceso a los inmigrantes.

Además, el trumpismo ha sido asociado con una retórica anti-establishment y un rechazo a la «élite política» tradicional. Trump ha criticado a los políticos de todos los partidos, incluidos los del republicano, el suyo, prometiendo romper, aún más, cuando recupere la presidencia, con la «corrección política».

el trumpismo ha sido asociado con una retórica anti-establishment y un rechazo a la «élite política» tradicional

En política económica, Trump ha promovido políticas conservadoras, como la reducción de impuestos y la eliminación de regulaciones, que según argumentó, y vuelve a hacerlo ahora en su nueva carrera a la Casa Blanca, servirán para impulsar el crecimiento económico. Sin embargo, tales remedios y medidas han sido duramente cuestionados en su efectividad a largo plazo por economistas de distinto signo.

Acaso en lo que más se ha criticado el trumpismo ha sido por su oratoria divisiva y su falta de compromiso con la verdad. Durante su presidencia, Trump fue acusado de fomentar la desinformación y la polarización del país y de la sociedad, con resultados tan adversos como el asalto del Capitolio estadounidense, asunto por el que ahora le investiga el Congreso americano.

Pero el pensamiento de Donald Trump y el trumpismo no puede ser entendido sin su incardinación en el concepto de la posverdad, un término que se refiere a la situación en la que los hechos objetivos son menos influyentes en la formación de la opinión pública que las emociones y las creencias personales. Algo a lo que ya se refirió Nietzsche con su aforismo de “los hechos no existen, solo las interpretaciones”. De este modo la posverdad se ha convertido en un problema cada vez más prevalente en la sociedad actual en la que la era digital ha favorecido gracias a las redes sociales y otros medios de expresión mediata, a dar a las personas una mayor capacidad para difundir información falsa y desinformación.

La posverdad se ha manifestado de varias maneras, incluyendo la difusión de noticias falsas —las famosas fake tan críticas y a la vez tan empleadas por Trump—, el uso de datos manipulados y la creación de narrativas engañosas, utilizados con fines políticos o económicos, como también para simplemente influir o llamar la atención.

En efecto, la posverdad también se ha relacionado con el fenómeno de la «burbuja de filtro», en el que las personas se rodean de información que confirma sus propias creencias y se alejan de la información que las desafían. Esto puede llevar a una polarización cada vez mayor en la sociedad, ya que las personas se vuelven cada vez menos propensas a escuchar y considerar puntos de vista alternativos.

la posverdad también se ha relacionado con el fenómeno de la «burbuja de filtro», en el que las personas se rodean de información que confirma sus propias creencias y se alejan de la información que las desafían.

Algo que el trumpismo ha manejado con habilidad. Ahora bien, no es un arma o un instrumento empleado solo por el presidente norteamericano, sino que ha sido utilizado igualmente, y sigue siéndolo, por otros líderes populistas tanto en Hispanoamérica, como en la vieja Europa, en países tan culturalmente avanzados como Gran Bretaña, con el primer ministro Boris Johnson, en Francia con Mélenchon o en España por Pablo Iglesias o Pedro Sánchez, sin olvidar la Italia de Berlusconi y Salvini, que han encumbrado a Giorgia Meloni.

Pienso que para combatir la posverdad, es importante fomentar la educación mediática y la alfabetización digital para ayudar a las personas a evaluar la información de manera crítica y a detectar la desinformación. También es importante que los medios de comunicación y las redes sociales se comprometan a promover la veracidad y la transparencia en la información que comparten, y a autoregularse.

Ahora bien, el populismo-trumpismo y la posverdad asociados, conforma un fenómeno que permea la sociedad alcanzando todos los niveles. No se limita a los gobiernos de los estados. Desciende y alcanza a otros niveles políticos, como las regiones y comunidades autónomas españolas, por ejemplo, y a muchos gobiernos locales, por lo que exige un compromiso de elección política que mute su avance. Es compromiso de todos los ciudadanos poner fin a la nociva práctica de la posverdad que con tanta delectación practican los movimientos populistas.

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Lola Rios

Loli Rios es sociólogo. Nació lejos, pero tiene una observación certera de los problemas de aquí. Dedica su tiempo a los demás, a leer y a estudiar. Es lo que más le motiva.

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